Carlota Fiaño es una chica de 26 años de Oleiros aficionada al ganchillo que cuenta con casi 50.000 seguidores en TikTok. Como ella, son muchas las jóvenes alrededor del mundo que se dedican a crear contenido en las redes sociales sobre el crochet y la calceta.
Es así como Carlota se adentró en el mundo de las agujas y los ovillos hace, aproximadamente, un año. Le encantó saber que podía hacer, con sus propias manos, prendas y accesorios. " También estaba en un momento de querer dejar de consumir fast fashion, por lo que fue una gran combinación", asegura.
Y es que, últimamente, la moda rápida no entra en la conciencia de los jóvenes, que ven cómo nuestro planeta está sufriendo. Esto mismo lo confirma Alicia, dueña de la tienda Entra y Teje, en As Conchiñas. Alicia considera que "los más jóvenes son conscientes del desperdicio que deja la moda rápida y por eso se interesan más por lo hecho a mano y la moda más duradera".
Alicia lleva tejiendo desde que tiene memoria, pero no abrió su tienda hasta hace tres años. Todo fue gracias a una feria de lanas en Barcelona, a la que asistió con sus amigas en 2019. "Me maravillé con el ambiente, no sólo con los puestos de venta de lanas y los distintos hilados, sino también con las personas que se sentaban a tejer. No se conocían de nada y hablaban como si conociesen de toda la vida", asegura.
Esta comunidad tejeril ya no solo está en una cafetería, una tienda o una asociación cultural, sino que en las redes sociales, sobre todo en TikTok, se ha formado un movimiento donde miles de personas de todo el mundo comparten conocimientos. Es por eso que Carlota comparte su trabajo en las redes, donde juntó sus estudios en audiovisuales, creando vídeos que sirven de inspiración para otras personas.
Quizás la sensación de pertenecer a una comunidad, a un nicho muy específico donde se respeta tu creatividad y tu esfuerzo, hace que quieras seguir creciendo y compartiendo tus creaciones.
Lo que comenzó como un hobby se transformó en un espacio de apoyo. "La verdad es que no pensaba, para nada, que fuera a llegar a tener los 40.000 seguidores que tengo ahora, porque además yo he ido compartiendo lo que he ido aprendiendo", dice Carlota.
Alicia, al atender al público cara a cara, sabe de primera mano cómo han ido cambiando los perfiles: "Ahora hay más variedad, no solo en edad también en género. Hay más hombres y adolescentes que se interesan por el tejido".
Puede parecer que esto es una moda pasajera, pero Carlota no lo tiene nada claro. "Estamos empezando a valorar experiencias diferentes, que nos permitan ser creativas y desconectar, lo que considero bastante necesario. Hacer cosas con nuestras propias manos, únicas en el mundo".
Si lo pensamos bien, el tejer es un hobby que ya tenían nuestras abuelas. Bien es cierto que ellas, como dice Alicia, lo hacían por necesidad, pero ya empezaban cuando eran jóvenes. Por lo tanto, no es muy distinto a lo que está pasando ahora.
Carlota es de la misma opinión, pero asegura que los recursos que existen ahora son los que marcan la diferencia. Las redes sociales sustituyen a las revistas de antes pero, seguramente, cuando las tejedoras sean abuelas, "los recursos probablemente habrán mudado de nuevo. Y nosotras seguiremos tejiendo".
Alicia quiso aportar algunos consejos para que aquellas personas que ya lo tenían en mente se lancen al mundo de los hilados. El primero es tener paciencia. Nadie nace aprendido y "lo hecho a mano es más lento de lo que uno cree". Es importante, también, no compararse con otros, ya que cada uno teje a su ritmo y no todos aprenden lo mismo.
Alicia recomienda invertir en materiales de calidad. Ya no solo en las lanas o en los algodones, sino en las propias herramientas como las agujas, porque facilitan el proceso de un proyecto.
A pesar de tener YouTube o TikTok para aprender, Alicia asegura que es mejor apuntarse a clases presenciales. Los vídeos pueden hacer de punto de partida, pero las clases son las que marcan la perfección.
Y por último, y puede que lo más importante: disfrutar del proceso.