Reportaje | Antonio de Oquendo y Zandategui

Reportaje | Antonio de Oquendo y Zandategui
Vista de A Coruña, Pier María Baldí 1669

Marino, San Sebastián 1577-Coruña 1640. Sería Almirante de la Armada del Mediterráneo, participa en más de cien combates navales, el más significativo, de Abrojos, frente a las costas de Brasil 1631 y las Dunas, en Países Bajos 1639. Con 16 años, ingresa como caballero entretenido en las galeras de Nápoles, al mando de Pedro de Toledo, pasando en 1594 a la Armada del Mar Océano. Sin cumplir los 18, recibe el mando de los bajeles ‘Delfín de Escocia’ y la ‘Dobladilla’, el 15 de julio de 1604 sale de Lisboa con misión de dar caza a un corsario inglés que merodeaba las costas andaluzas, Galicia y Portugal, al amanecer del 7 de agosto, haya a su enemigo en el Golfo de Cádiz, entablando feroz combate de barcos y hombres, dos horas más tarde, logra vencer a su enemigo, las bajas son numerosas en ambos bandos, siendo apresado el corsario, pese a los esfuerzos por huir.


Oquendo arriba a Calais, con su barco maltrecho, siendo recibido en Lisboa en honor de multitud y posteriormente por el rey Felipe III y el capitán general Luis Fajardo. En 1607 es nombrado gobernador de la Escuadra de Vizcaya, a la muerte de Martín de Bertendona, a su servicio se pone la Escuadra de Guipúzcoa y las Cuatro Villas, formando la Escuadra del Cantábrico, ese mismo año es nombrado general de la Flota de Nueva España. Sirve con sus fuerzas como almirante, bajo las órdenes del príncipe Filiberto de Saboya, quien ostentaba el título de Príncipe de la Mar.

 

Excusa

El año de 1619 es nombrado para sustituir a Juan Fajardo, pero se excusa, siendo causa de molestia en el Consejo Real, éste propone al rey sacarle el mando y encarcelarlo en el Castillo de Fuenterrabía, poco después se le conmuta la pena de prisión por la de reclusión en el convento de San Telmo, en San Sebastián. Gracias a la intervención del príncipe Filiberto, logra la libertad y recibe el mando de las galeras de Indias. En 1624 será de nuevo procesado, bajo la acusación de no hacer las debidas reparaciones en los barcos y de falta de justificación en el invernadero de las naves en La Habana, de modo que los galeones ‘Espíritu Santo’ y ‘Santísima Trinidad’ se van a pique y pierden la carga, por lo que es condenado a perder el mando de la flota de Indias por espacio de cuatro años y a una multa de 12.000 ducados por lo perdido en aquellos galeones.


No obstante, obtiene en propiedad el cargo de almirante general de la Armada del Mar Océano, en 1628, recibe del gobernador Diego de Escobedo, una petición de auxilio con motivo del sitio de La Mámoa, hecho por los marroquíes, socorriendo aquella plaza desde Cádiz. El 15 de mayo de 1631 sale de Lisboa en convoy, dando cobertura a una flota mercante de barcos portugueses y de 12 carabelas que llevan a bordo tres mil hombres, para refuerzo de las guarniciones de las plazas de Brasil, después de 68 días de navegación, llegan a la bahía de Todos los Santos, dejando allí algunas tropas y sigue viaje a Pernambuco con 20 mercantes más, que se habían sumado al convoy, el 12 de septiembre avistan a la flota holandesa, que venía de saquear la isla de Santa María, entablando combate a 240 millas de los Abrojos, a las ocho de la mañana del día antes señalado y a media tarde, Oquendo se hace con el estandarte holandés y el enemigo huye de su presencia a la vela, dando por perdidos. Tres de los mayores galeones y dejando 1.900 muertos, mientras los de Oquendo,  perdieron dos galeones y tuvieron 585 muertos y 201 heridos, entrando en Lisboa el 21 de noviembre.


En 1636, será de nuevo arrestado, por batirse en duelo en Madrid con un caballero italiano, recibiendo un año después la orden de salir con sus barcos para incorporarse a la Escuadra de Nápoles, pero deberá invernar en la isla de Mahón, donde recibe el nombramiento de gobernador de Menorca. En el verano de 1639 se termina de formar en Cádiz una escuadra para operar contra Francia y Países Bajos, compuesta de 23 buques con 1.679 hombres, en su travesía toca el puerto de la Coruña, en donde se le une la Escuadra de Dunquerque y el 5 de septiembre sale de dicho puerto con todas sus naves, marchando la de Oquendo en cabeza con su galeón “Santiago”.


Cerca del Paso de Calais, se encuentran las flotas española y holandesa. Entablando un combate que durará tres días, (16, 17 y 18 de septiembre) al cabo de los cuales, la flota española se refugia en la Rada de Las Dunas, en la costa inglesa, para efectuar reparaciones, al mes siguiente sale de nuevo a la mar y entabla combate de nuevo con los holandeses que le bloquean la salida, resultando la flota española derrotada y en donde se perdieron 43 barcos, pese a que se consiguieron llevar los refuerzos al ejército de Flandes. 
De regreso a España, en marzo de 1640, cuando está cerca de la costa de Pasajes, es aconsejado que desembarque y se ponga bajo el cuidado médico, debido a su estado febril, pero se niega y pone rumbo al puerto de la Coruña, donde muere el 17 de junio de 1640. 
 

Reportaje | Antonio de Oquendo y Zandategui

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