Los recuerdos que las olas no les lograron arrebatar

Los recuerdos que las olas no les lograron arrebatar
La búsqueda de los desaparecidos tuvo lugar ya de madrugada con todos los medios disponibles

El jueves, 27 de enero, se cumple el décimo aniversario de una de las mayores tragedias de la ciudad en lo que va de siglo: la muerte de cuatro personas en las aguas del Orzán, de noche, durante un temporal: un estudiante eslovaco de 23 años, Tomas


Velicky, arrebatado por una ola cuando se acercó demasiado a la orilla, y tres policías nacionales, José Antonio Villamor, Rodrigo Maseda y Javier López, que intentaron salvarlo y que acabaron siendo arrastrados por las mismas olas de cinco metros de alto.


Varios agentes más, tanto de la Policía Nacional como de la Local, estuvieron a punto de morir intentando sacar del agua a unas víctimas que estaban solo a unos metros de tierra. Se formó una cadena humana y se consiguió sacar a varios rescatadores del agua. Fue cerca de la seis de la mañana. Al amanecer, el Paseo Marítimo estaba lleno de amigos, compañeros y familiares que esperaban noticias angustiados mientras las embarcaciones de Salvamento Marítimo y Guardia Civil recorrían la bahía y los helicópteros sobrevolaban la zona.


El dispositivo fue enorme. Se levantó una base en la Coraza donde los familiares pasaban el día esperando noticias y recibiendo falsas alarmas. El cuerpo de Javier López fue localizado y rescatado horas después, flotando a escasa distancia frente a la playa porque había muerto de hipotermia, pero sus compañeros se habían ahogado y sus cadáveres se hallaban en el fondo del mar. El 2 de febrero, un transeúnte distinguió el cuerpo de Maseda en la orilla entre Orzán y Matadero, poco antes de la mañana. Muy cerca, buzos de la escuela del Club del Mar de San Amaro hallaron el cadáver de Villamor, prácticamente enterrado en la arena frente a la fuente de Los Surfistas. El cuerpo de


Tomas Velicky apareció flotando en el mar 21 días después de la tragedia.


Los tres agentes fallecidos fueron condecorados a título póstumo con la Medalla de Oro al Mérito Policial. En enero de 2013 se inauguró en la Coraza el monumento que les recuerda, una cinta blanca que evoca las olas, pero con el tiempo y la exposición a la intemperie se ha deteriorado, así que el Ayuntamiento está poniéndolo a punto para conmemorar esta efeméride. Se prepara un acto solemne al que acudirán amigos, familiares y muchos de los que estuvieron en una jornada que nunca podrán olvidar.


Álvaro Iglesias (Policía nacional)

“Después de diez años, cada vez que paso por la Coraza me viene a la mente lo que ocurrió. Todos los que murieron eran amigos míos de verdad. Me jorobó, porque perdí dos pilares de mi vida. Me dio una pena, y verlo en directo... Íbamos en dos coches de paisano, y en el otro iban dos de los que murieron, Rodrigo y Javier. Había alerta naranja y el mar estaba increíble, con olas enormes”.


“Nosotros ya estábamos en la playa porque había un hombre que era marinero francés de una fragata atracada en el puerto, y estaba con una borrachera tal que quería ir dando la vuelta a la torre nadando para ir al barco. Y cuando le sacamos de allí y estábamos en el Paseo Marítimo nos dijeron que había alguien en el agua, y creíamos que hablaban del marinero, pero nos dijeron que era un chico que estaba pegado al rompeolas, y al bajar, efectivamente, había dos chicos en la arena y uno flotando. Y cuando sacamos a los chavales y alumbramos con la linterna al agua, allí estaba ese chico, Velicky”.


“El mar empezó a traerlo poco a poco. Lo agarramos y tiramos de él, pero era peso muerto, venía reventado de luchar contra las olas y se nos escapó porque, para entonces, solo vestía el pantalón y cuando subíamos nos vino una ola, nos pilló a la altura de la rodilla y nos tiró a todos. Yo no hacía pie. Me subió la adrenalina y empecé a meter puñetazos en la arena para subir, y un compañero con gafas, que no veía nada, empezó a gritar ‘¡Que me lleva, que me lleva!’, lo sujeté por el hombro y fuimos para arriba”.


“Me vino otra ola que me tiró de rodillas y cuando me levanté vi a Javier tirado y pegadito al borde ‘¿Qué hace este aquí, ostras?’, me dio tiempo a pensar. Hice el amago de cogerlo, pero la resaca se lo llevó. No sabía que faltaban ni Villamor ni Rodrigo. Preguntaba, y nadie me sabía decir nada”.


“Entonces se formó la famosa cadena humana, intentamos alcanzarlos pero había un escalón en la arena, cincuenta metros más allá, y nos hundíamos. Trajeron una cuerda pero no llegaba a nada. Una de las cosas que me hace más recordar es cuando pasa el Helimer, me viene a la memoria como esa noche estaba encima de la playa. Era de noche, no había luz, pero tengo la sensación de que todo estaba iluminado. El ruido de las hélices no se me quitará a mí jamás de la cabeza”.


“Si lo pienso bien, podíamos haber muerto todos. Javier murió de hipotermia, pero los otros dos, ahogados. Nos enviaron a casa a ducharnos pero volví enseguida. Yo tenía la esperanza de que Rodrigo, que nadaba increíblemente bien y estaba en forma, podría haber sobrevivido, agarrado a una roca, pero a las nueve de la mañana apareció Javier, y ya me di cuenta de que era muy complicado. Pasamos muchos días en el Orzán con la familia, soportando toda la presión mediática, y tengo que dar las gracias porque todo el mundo se implicó mucho, como los del Club del Mar de San Amaro, que rescataron un cuerpo”.


Iván Ramos (Policía Local)

“Aún hoy en día, cuando me preguntan, no me gusta hablar del tema. Recuerdo, sobre todo, una sensación de impotencia al bajar allí, a la playa, intentar hacer cosas y ver que no puedes hacer nada. El mar no daba para más. Éramos tres los policías locales los que estuvimos allí y a los que casi nos llevan las olas. Ahora ya hemos hecho cursos, tenemos experiencia, pero en ese momento no sabíamos qué hacer. Reaccionar reaccionaríamos igual, al ver a un compañero o a otra persona en el agua, pero en ese momento, a 240 pulsaciones... A mí el agua me llegó a arrastrar y me hizo la ‘croqueta’ te lleva para adentro y luego te devuelve. Sucede todo tan rápido que no te da tiempo de pensar. Un mando nuestro me decía ‘¿No te acuerdas de esto?’ No, no me acordaba de nada”.


“Aún me estremezco. Lo mal que lo pasaste, eso se queda ahí y cada vez que lo hablas, vuelve. Estaba al borde del agua y la gente gritaba. ‘¡Falta Javi! ¡Falta el otro! ¿Dónde están? ¿Dónde están?’, y al cabo de un rato, el sonido del helicóptero encima de tu cabeza. Me quedó grabado. Pero es que nunca habían muerto tres policías así, en algo que no fuera un atentado terrorista. Todos los años nos reunimos y celebramos un pequeño homenaje a nivel particular. Aunque este año será más grande, y más bonito, sobre todo para las familias”.


Carlos García Touriñán (Director de Seguridad Ciudadana)

“El jueves que viene –jornada en que se cumplen diez años– es un día señalado para todos los que nos dedicamos al servicio de emergencias. Fue el operativo en el agua más largo de la historia de la ciudad. Estuvimos ininterrumpidamente en la Coraza durante 21 días, coordinando no solo la parte municipal (Bomberos, Protección Civil y Policía Local), sino también el Club del Mar y surferos que se pusieron de acuerdo para ayudar, voluntariamente. Toda la parte de mar estaba coordinada desde la Torre de Salvamento, Geas de la Guardia Civil, lanchas y helicópteros de Salvamento, Cuerpo Nacional de Policía. Guardacostas, Aduanas...”.


“Yo recibo una llamada sobre las seis de la mañana, me avisan desde Bomberos de que hay una persona desaparecida en el agua y más policías que se han tirado al agua y que está costando recuperarlos. Me persono en el lugar y me encuentro con tres policías municipales que han salido del agua gracias a una cadena. A partir de ahí, comienzan las labores de rescate de los cuerpos”.


“El mar no estaba en buenas condiciones, había alerta naranja y muy poca visibilidad. El rescate fue duro, porque eran compañeros que habían sacrificado su vida por una tercera persona y había una gran presión para encontrar los cuerpos. La población se volcó en ayudarnos, recibíamos de diez a quince avisos diarios de posibles cuerpos. El primero apareció en las primeras horas, flotando en mitad de la bahía. El segundo, debajo de las escaleras de la fuente de los Surfistas y el tercero apareció en ‘Las Segundas’, unas rocas en frente de la playa de Riazor. Tomas apareció en mitad de la ensenada”.


“Lo que pasó aquella vez es lo que pasa a veces con gente que no conoce nuestra costa, que no conoce la fuerza de nuestro mar y no cuenta en ningún momento que pase lo que les pasa. Desde entonces han ocurrido otras desgracias, como una chica, empleada de un banco, que estaba de visita en la ciudad y que de noche se acercó de más al océano, o una chica de Ourense. No midieron la fuerza de nuestro mar, de noche y con escasa visibilidad”.


Agustín Hernández, “H” (Bombero)

“Yo llegué sobre las nueve y algo. El mar no estaba tan mal como a las seis de la mañana, pero las condiciones seguían siendo malas porque era un día de temporal y había alerta naranja. Yo no estaba de guardia pero, cuando me enteré, me acerqué hasta allí en bicicleta y ya vi todo el despliegue, con las embarcaciones y los helicópteros. Hacía falta toda la ayuda posible, pero en ese momento en Bomberos no disponíamos de una unidad acuática. Propuse que, con alguna gente que tenía experiencia con embarcaciones y actividades subacuáticas, cogiéramos una lancha de Protección Civil”.


“Los que subieron a la lancha estaban fuera de servicio, así que éramos voluntarios, pero estábamos bastante implicados porque veían la situación, con las familias. Nos pasamos una semana allí, casi dormíamos en el puesto que habían instalado en la Coraza. Sabíamos que no se iban a encontrar con vida, por el oleaje y la hipotermia, pero queríamos que sus seres queridos tuvieran un cuerpo al que velar, para que acabara la agonía de las familias”.


“Colaboramos con los GEAS, Salvamento Marítimo y con gente del Club del Mar que encontraron uno de los cuerpos. La parte positiva fue el trabajo multidisciplinar y de ahí nació el GRA (Grupo de Rescate Acuático). Hay que agradecer a los compañeros que tiraron del carro y a la corporación municipal. Hoy en día estamos mejor preparados y el GRA monta guardia en la Coraza en cada alerta naranja. Pero nos da rabia que se siga haciendo caso omiso de las advertencias de Protección Civil en los temporales”.


Iván Ares (Voluntario de Protección Civil)

“Entonces vivíamos en la parte de atrás de la Domus, oímos el helicóptero y supimos que había pasado algo. Cuando averiguamos el qué, nos quedamos muy impactados. Bajamos y toda la balaustrada del Paseo Marítimo estaba llena de policías, enfocando con las linternas las olas, las rocas. Fue una de las experiencias más dramáticas que vi en A Coruña, se desvivían por encontrar a sus compañeros”.


“Siempre se trabaja para todo el mundo pero que a la gente que sirve a los demás le pase algo, te hace muy partícipe. Nuestra labor era rastrear todo el litoral de A Coruña, desde O Portiño hasta el dique de abrigo. También estuvimos en el Puesto de Mando Avanzado. Todo lo que duró el dispositivo el voluntariado estuvo allí, mañana tarde y noche”.

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