El picudo rojo ha devorado casi 40 palmeras coruñesas y resulta imparable

El picudo rojo ha devorado casi 40 palmeras coruñesas y resulta imparable
La ronda de Nelle es uno de los puntos donde el picudo actuó el año pasado en dos palmeras | Javier Alborés

El picudo rojo lleva años en la ciudad. Esta pequeño escarabajo asiático infesta cada vez más palmeras (de las que la ciudad está bien provista). Casi siempre se llega demasiado tarde como para hacer otra cosa que no sea talarla, en un esfuerzo desesperado por evitar que la plaga se siga propagando. La semana pasada le tocó el turno a un ejemplar de San Diego, pero la lista que obra en poder del Ayuntamiento es mucho más larga: 22 ejemplares han sufrido o esperan el hachazo, y esas son solo las de propiedad municipal.


Este insecto no discrimina entre la propiedad pública y privada, y existen otros quince ejemplares cuyos dueños también tendrán que deshacerse de ellas, cumpliendo todas los requisitos para evitar que se esparza el insecto. Eso significa que los residuos tienen que se trasladados con cuidado para su posterior destrucción. El Ayuntamiento requiere que sean eliminadas cuando están en una zona cercana al terreno público, porque los propietarios privados suelen dejar simplemente que se mueran. 
 

Vacunas     

La Concejalía de Medio Ambiente trata de combatir este insecto ‘vacunando’ a las palmeras. Es decir, rociándolas con insecticida para que el escarabajo se aleje de ellas. Sin embargo, fuentes municipales reconocen que esta medida no está teniendo todo el efecto que esperarían, y temen que el insecto se esté inmunizando, lo que haría mucho más difícil proteger a los cientos de palmeras que todavía subsisten esparcidas en las calles, plazas y jardines de toda la ciudad.
 

En efecto: A Coruña es una ciudad que destaca por la gran cantidad de palmeras que la adornan. Aunque hace años que el Ayuntamiento no publica un catálogo actualizado del arbolado de la ciudad, en el último que se hizo, hace veinte años, se estiman en 480 los ejemplares de la especie phoenix, en más de cien las de trachycarpus fortunei y solo veinte de la washingtonia filifera. Es un número mucho mayor de lo que es habitual en el norte, y solo cabe deducir que en A Coruña gustan las palmeras, lo que significa que la ciudad tiene aún más que perder con la amenaza del picudo rojo, que se ha ido cobrando víctimas aquí y allá: en La Marina, en la ronda de Nelle, frente al Hospital Oncológico, la plaza de Azcárraga, en la avenida de Salvador de Madariaga... La lista crece lentamente. Cuando una palmera se tala, no se puede replantar: solo serviría de pasto para el picudo rojo.
 

Méndez Núñez    

Las autoridades están especialmente preocupadas por el palmeral de Méndez Núñez. Para los expertos consultados, son los únicos ejemplares que realmente tienen valor, por su espectacular tamaño y antigüedad (una de ellas, la más alta de Galicia). Ya desde el mandato anterior se ha inmunizado las palmeras con productos fitosanitarios e incluso se instalaron sensores para detectar al insecto.
 

Por el momento, el Ayuntamiento no ha notificado ningún caso de picudo rojo en Méndez Núñez, pero todas las fuentes consultadas (como Adega o el Grupo Naturalista Hábitat) son pesimistas. El picudo ha acabado poco a poco con todos los palmerales de Galicia a medida que se extendía y que A Coruña será su último gran banquete.

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