Pablo López emociona en el Coliseum desde todos los ángulos

El público arropó al artista malagueño en el primer ‘concierto 360 grados’ del multiusos coruñés
Pablo López emociona en el Coliseum desde todos los ángulos
Pablo López, ayer, en el escenario circular que caracteriza los conciertos de su gira | Carlota Blanco

Un piano y una voz. Sin artificios. Pablo López en estado puro. Así se presentó este sábado el artista malagueño en un Coliseum con 4.500 asistentes al que se ofreció desde todos los ángulos. Su gira ‘Concierto 360 grados’ lo colocó en el centro del recinto. Literalmente. En un escenario circular –un formato nunca antes visto en el multiusos coruñés– y rodeado de un público emocionado desde la primera nota, la de ‘La niña de la linterna’, el tema con el que empezó la actuación.


De eso se trataba, de emoción. De contacto. De conexión con unos seguidores a los que les enseñó todo lo que es y todo lo que tiene. Sin ángulos muertos. Y ese vínculo se forjaba con grandes éxitos que resonaron al unísono con miles de voces. ‘El Mundo’ -con guiño a su amigo Antonio Orozco en forma de estribillo de 'Pedacitos de ti'-, ‘Tu enemigo’ y ‘Quasi’ fueron cayendo uno tras otro para deleite de los presentes. Que entendieron a la perfección la esencia de la gira: Pablo López solo sobre las tablas pero arropado por todas partes y en todo momento. Desde que pisó la pista del Coliseum y los escasos metros que caminó hasta el escenario fueron un pasillo de honor entre vítores.

 

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El Coliseum disfrutó durante todo el concierto / Carlota Blanco


“Siempre me ha encantado tener la puerta de la casa abierta”, había sentado las bases de la noche en la primera de las muchas veces en las que interactuó con su público. Como es habitual en sus conciertos, la cercanía fue una de las claves. Palabras, miradas y gestos que sirvieron para enganchar aún más a unos incondicionales que se contagiaron de la energía que derrochó el cantante. Que saltaba entre la sutileza y la intensidad, tanto con su voz como con las melodías que le arrancaba al piano -y en algún momento a la guitarra-, para guiar a los asistentes en la que fue toda una experiencia inmersiva. Estar era participar.

 

Durante el recorrido, canciones que evocan recuerdos y pistas sobre el futuro. Como ‘El niño del espacio’, uno de los temas del próximo disco del malagueño, ‘El cuatro’. Cada tema era puro sentimiento. Por momentos con el único acompañamiento de la percusión de la tapa del piano, a veces a capela y, cuando la emoción lo requería, con silencios elocuentes. A los que en seguida les sucedían los aplausos.


A medida que avanzaba la noche, la entrega subía y los asientos dejaban de hacer falta. Pablo López, con su voz, su piano y su talento, puso, una vez más, al público de A Coruña en pie. Que es la forma de manifestar que estaba rendido a sus pies.

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