La odisea de Paula para poder divertirse en los parques locales

La odisea de Paula para poder divertirse en los parques locales
Paula López y Esther Anido, en un parque de Elviña | javier alborés

Paula López tiene 19 años y padece parálisis cerebral. Su madre, Esther Anido, lleva muchos años luchando para conseguir juegos adaptados para ella en los parques de la ciudad, sin éxito, y clama por una “mínima atención” con un colectivo que “también tiene derecho al ocio”.

“Sus cuerpos van creciendo a medida que suman años pero ellos siguen sintiéndose niños y yo no puedo pasar por delante de un parque porque Paula quiere ir”, apunta Anido, que denuncia que los columpios adaptados con los que cuentan los parques actualmente no son adecuados para este tipo de personas.

“Los gobiernos toman la ley a rajatabla y colocan lo mínimo que les exigen. Estos columpios adaptados no sirven para una niña que no tiene movilidad en el tren inferior, los pies le chocan en el suelo. Existen otros juegos en los que se puede colocar la silla de ruedas e impulsarla. Hay soluciones, pero tienen que querer”, dice la madre.


Comprensión


Esther Anido solicita que, “ya que se está invirtiendo tanto en los parques infantiles, y han hecho grandes zonas de juegos como la Marina”, se coloque “algún columpio” para que puedan usar los afectados con parálisis cerebral. “Ya nos encargaremos de llevarla al parque que corresponda, no pido que sea debajo de casa, pero que pongan algo. Solo pedimos comprensión y que padres como nosotros podamos quedar con amigos que tienen niños en el parque, como hacen todos”, indica.

Anido cuenta que recientemente han reformado el área infantil del bloque de viviendas donde vive, en Labañou, y han colocado un columpio “supuestamente para Paula”. La realidad es que la joven es demasiado alta para él y necesita unos arneses de sujeción que es necesario ir a recoger al centro cívico local –y volver a llevarlos allí al terminar–. “Todo son inconvenientes”, comenta.


Anido recuerda que hay columpios en los que se puede colocar una silla de ruedas dentro  y balancearla 



Para la madre es necesario que el Ayuntamiento realice una consulta con familias de niños afectados con diversidad funcional para recabar todas las necesidades, “porque no todos necesitan lo mismo: por ejemplo, un niño con autismo tiene movilidad y puede usar un tobogán”.

La familia de Paula reivindica su derecho a divertirse como cualquier niña o joven de la ciudad: “Que en un parque puedan convivir personas como Paula con otros niños también es una manera de visibilizar a este colectivo y de fomentar la tolerancia hacia ellos”, concluye Anido. 

La odisea de Paula para poder divertirse en los parques locales

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