Nino Surguladze | “Sabía que A Coruña era especial, pero estoy sorprendida”

Nino Surguladze | “Sabía que A Coruña era especial, pero estoy sorprendida”
Nino Surguladze, ayer en el Palacio de la Ópera | Patricia G. Fraga

Los próximos 14 y 16 de septiembre, la Temporada Lírica de Amigos de la Ópera vuelve al Palacio de la Ópera con ‘Aida’, de Verdi. La mezzosoprano georgiana Nino Surguladze será quien se ponga en la piel de Amneris, la hija del rey de Egipto, en su primera visita a la ciudad herculina. 
 

“Estoy muy sorprendida, ya sabía que era un sitio muy especial, pero cuando vine me conmovió la gente, son muy amables y hospitalarios”, apunta la cantante, que asegura que “el espacio (Palacio de la Ópera) es maravilloso”. Venir a A Coruña también le ha servido para “volver a ver a mi viejo amigo Aquiles (Machado, director artístico de la Temporada Lírica)”. “Vengo a menudo a España, pero no a esta ciudad espero que no sea la última”, dice con una sonrisa.


Actualmente, se encuentran en la segunda semana de ensayos de ‘Aida’, uno de los “momentos cruciales”, en el que van incorporando ya al coro y a la orquesta. Surguladze asegura que el público se va a encontrar “un gran montaje”, de corte tradicional, “pero en un sentido que no lo es del todo, es una suerte de mezcla de lo tradicional y lo moderno”. Destaca, además, la juventud del coro, “estoy muy contenta porque existe una generación que es muy interesante y está muy involucrada, me hace feliz y espero que en el futuro tengamos más público joven, es muy importante”. 

 

Orígenes y recuerdos

Preguntada sobre sus orígenes en el canto, reconoce entre risas que para llegar a ellos “hay que viajar, muchos, muchos, muchos, muchos años”. “Puede que a los tres años, no estaba segura de querer cantar, pero ya cantaba”, explica. Y es que aunque su familia “eran todos científicos”, su padre era un melómano enamorado de la ópera, “nos ponía a mi hermano y a mi a escuchar a grandes cantantes como (Enrico) Caruso, yo no estaba contenta al respecto, no entendía, pero, de forma inconsciente, cuando eres pequeño se te va quedando dentro, en la sangre y en el alma”, explica la mezzosoprano. Ya en la adolescencia, el canto empezó a cobrar más protagonismo en su vida, aunque en otras vertientes. Ya estudiaba en el conservatorio de Tiflis cuando obtuvo varios reconocimientos en el Concurso Internacional de canto Tenor Viñas, en Barcelona. “Así que, de algún modo, empecé en España, era muy joven, no había cantado nada todavía”, completa.
 

Desde ese instante en Barcelona hasta hoy, Surguladze reconoce que no se atrevería a quedarse con solo un momento. “He sido muy afortunada de cantar en lugares de todo el mundo”, indica y añade que hay muchos recuerdos especiales, “ya sea por repertorios, por compañeros, por la ciudad, por espacios como el Metropolitan, por trabajar con personas como el maestro Muti... no hay solo un momento especial, hay muchos”.


Y también los hay difíciles. En 2008, mientras su Georgia natal estaba inmersa en una guerra, y su familia a 30 kilómetros de la “zona de guerra”, ella tenía que hacer ‘Carmen’, “mi corazón estaba en Georgia, pero tenía que hacer mi trabajo”. Asegura que es complicado esconder las emociones en esas situaciones, en su caso es de las que se convierten en el personaje, “tienes que esconder tu ego muy en el interior y, a veces, te metes tanto en el personaje que te olvidas de ti mismo”, asegura riendo. 

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