La grúa municipal tenía mucha actividad hace 25 años, cuando El Ideal Gallego informaba sobre el incremento en las retiradas de vehículos por incumplir la normativa de la ORA. Tanto es así, que en tres años estas intervenciones se multiplicaron por seis, según reflejó el diario en su edición del 29 de julio de 2000. Hace 50 años el periódico analizaba la oferta hotelera de la provincia, con casi 13.800 plazas a estas alturas de 1975, pero con la necesidad de crear otras 10.000 más para satisfacer la creciente demanda. Hace 75 años José Agudín Aspe era homenajeado tras casi medio siglo de servicio en la Compañía de Tranvías. Hace cien años monseñor Tedeschini visitaba la ciudad y agradecía al alcalde Casás el cariño recibido durante su estancia.
Desde 1997, año de entrada en vigor de la Ordenanza Reguladora del Aparcamiento (ORA), la grúa ha pasado de retirar una media de 1,2 vehículos diarios por incumplir esta normativa municipal a los ocho del pasado año 1999. Así, si en el primer período de su puesta en marcha el servicio municipal de la grúa se llevó un total de 444 automóviles, dos años más tarde, la cifra prácticamente se multiplicó por seis: el número de coches que cambió de lugar a golpe de sanción fue de 2.680.
Las tasas que aplica en el año 2000 el servicio municipal de la grúa son ‘políticamente correctas’. Respetan escrupulosamente la media. Si el conductor irreverente acude raudo y veloz a ‘rescatar’ su automóvil de las garras del depósito, deberá desembolsar, como mínimo, 7.100 pesetas por día o fracción (siempre y cuando su vehículo no supere los 1.100 kilogramos). La ciudad más barata en materia de grúas es Guadalajara, donde por dejar el coche mal estacionado cobran menos de 4.000 pesetas diarias. En Castellón penalizan a los infractores con un mínimo de 5.000 pesetas. Ávila establece una tasa similar a la coruñesa (7.000), al igual que Ciudad Real, Huelva, Melilla, Murcia, Santander y Teruel.
El delegado provincial de Información y Turismo en La Coruña, Joaquín Rodríguez Toubes, asegura que en la provincia hay legalizadas 13.768 plazas hoteleras y que para satisfacer las demandas que hay actualmente, en julio de 1975, serían necesarias otras 10.000. “En este momento faltan en la provincia plazas hoteleras tanto en La Coruña capital, como en Santiago, Ferrol y hasta en ciudades de menor censo, como Betanzos, Noya, etc. En este momento la gente ya no demanda tantas plazas hoteleras porque ha desistido de encontrarlas en la zona. Pero yo estimo que para satisfacer las peticiones del verano coruñés y su entorno provincial harían falta 10.000 plazas más”, calcula Rodríguez Toubes.
Por otra parte, un nuevo horario –adaptado a lo que sobre jornada máxima legal establece la orden del Ministerio de Trabajo del 4 de junio de 1975– ha sido acordado proponer a la autoridad competente por la comisión paritaria del Convenio Colectivo Sindical, y destinado al sector comercial del Sindicato Provincial de Alimentación coruñés. El horario en La Coruña es el siguiente: mañana, de 09.00 a 14.00 horas; tarde, de 17.00 a 20.00 horas; sábados, de 09.00 a 14.00 horas.
En el día de ayer, 28 de julio de 1950, le fue rendido un merecido homenaje a don José Agudín Aspe, que abandona el trabajo a los 84 años de edad y después de haber prestado servicios a la Compañía de Tranvías durante casi medio siglo. El director-gerente se va, pero los tranvías se quedan, aunque creemos que igualmente les está llegando la jubilación. Más que la placa de plata y el álbum de firmas que le han sido entregados, debe tener para el señor Agudín una más honda y grata significación saber que cuenta con la amistad, el afecto y la gratitud de quienes, de una u otra forma, fueron sus compañeros.
Además, ayer por la noche hizo su presentación la compañía de revistas del maestro Jacinto Guerrero y lució por primera vez la nueva iluminación, idéntica a la de los Cantones, en la avenida de La Marina.
Monseñor Tedeschini visitó La Coruña ayer, 28 de julio de 1925. Una ciudad industriosa y activa como la coruñesa no puede paralizar ni por espacio de una hora su actividad. Pero se trataba del Nuncio de Su Santidad, y muchos, muchísimos católicos coruñeses quisieron demostrar cuan intensos y cuan fervientes son sus amores al Augusto Vicario de Cristo, y los exteriorizaron ardientemente aclamando con entusiasmo pocas veces visto a su embajador en España.
Poco tiempo hubo para preparar el recibimiento pero La Coruña, la ciudad noble e hidalga, supo conducirse con su tradicional cordialidad. El señor Nuncio le hacía justicia cuando en la estación expresaba emocionado al alcalde, señor Casás, cuánto era el agradecimiento que su corazón sentía por el cariño con que en esta ciudad se le había recibido.