El Encuento Mundial de Humorismo (Emhu) suma hoy un nuevo hito, con las dos primeras funciones de 'Esto no es un show', de Galder Varas, que repetirá mañana, día 1, con una tercera sesión, todas ellas con entradas agotadas. A las 19.30 y a las 22.00 horas, el teatro Colón se sumergerá en un espectáculo en el que el humorista mezclará stand-up más clásico con partes de improvisación e interacción con el público.
¿Quien no le conozca todavía y no haya visto nada por redes, que se podrá esperar de 'Esto no es un show'?
Pueden esperar un espectáculo que tiene una parte muy similar a la que ellos han visto en redes. Hay interacción con el público y hay improvisación y luego hay otra parte que es más monólogo tradicional. Es decir, hay un texto que yo sigo para tratar de hacer reír a la gente.
Tres funciones, las tres agotadas desde hace semanas. ¿Supone más responsabilidad o tranquilidad?
Las dos cosas, la verdad. Por una parte, te da esa tranquilidad que te quita estrés y ansiedad, de tener al público allí. También responsabilidad, porque si ha sido con tantos meses de antelación y hay tanta expectación, habrá que darles algo, ofrecerles un espectáculo con el que estén satisfechos.
Por su parte, de todo el trabajo previo, ¿qué es lo que da más trabajo, la parte guionizada o la de improvisación?
El trabajo como tal de sentarte y ponerte a escribir, la parte que está escrita. Lo otro es más el trabajo que llevo haciendo estos años, es decir, hacer espectáculos, trabajar la interacción con el público... para que el día de antes, el momento antes de salir a actuar, ya tengas una experiencia previa y haya cosas en la que ya tengas experiencia para saber como resolverlas.
Dependiendo del lugar en el que actúe, ¿cambia mucho el público con el que te enfrentas?
La gente cambia, no solo porque es diferente la gente en Galicia a Andalucía, también por la gente que esté allí ese día. Es un mundo, no sabes muy bien la interacción a la que te vas a enfrentar. Luego también hay una parte que adaptas, en referencia a la ciudad en la que estás: hay dos minutos iniciales que tratan más sobre la ciudad, que no es lo mismo hacerlo en Galicia que en el País Vasco.
¿Se encuentra que, según el sitio en el que esté, la gente es más o menos receptiva al humor o es un cliché?
A lo mejor que sea más o menos receptiva al humor, no tanto, pero sí que dependiendo de la comunidad autónoma y del lugar en el que estés, pues lo procesan de otra manera. Hay sitios donde son más de reírse para dentro y otros que son más de exteriorizarlo. Entonces, claro, de ahí los tópicos de cada sitio, sí que hay diferencias, obviamente, no te voy a engañar, no exteriorizan lo mismo en Sevilla que en Vigo (sonríe).
El año pasado ya dispuso el espectáculo en A Coruña, en el Emhu, ¿Cómo fue la experiencia?
Pues, la verdad, a mi me encantó. Fue de los sitios de los que más cariño me llevo de haber actuado allí.
Y del Emhu, en sí, de estos 10 días de juntar a humoristas de España y Latinoamérica, ¿qué le parece la propuesta?
Me parece increíble lo que se está haciendo en Galicia. Seguro que en el futuro lo vemos en más ciudades, pero lo que se está haciendo es increíble.
Estudió Comunicación Audiovisual, ¿cómo fue el paso a querer meterse en el mundo del humor?
Claro, yo estudio Comunicación Audiovisual, pero no tenía trabajo de nada de eso. Entonces, era un paso natural: de precariedad a otra precariedad (ríe). Comunicación Audiovisual es una carrera que es muy relajada cuando la estudias, pero que te prepara para la más absoluta incertidumbre. Eso me vino bien.
¿Cómo fueron esos primeros espectáculos para intentar ganar público?
Pues, la verdad es que me costó mucho. Es verdad que luego las cosas fueron saliendo bien, pero recuerdo que salía a repartir flyers a la calle con un amigo para que la gente viniera gratis a vernos actuar. Lo recuerdo con mucho cariño, la verdad es que me lo pasaba muy bien, pero era muy precario todo, muy incierto lo que iba a ocurrir. Prácticamente mendigábamos atención y cariño de la gente. Y ahora vuelves la vista atrás y ves todo lo que has recorrido y te da un poco de dimensión de lo que se puede conseguir si eres persistente y trabajas.
¿Qué le decía su familia y sus amigos más cercanos?
Pues la gente, la más cercana, mi familia y tal, lo que más me insistían, sin tratar de decirme lo que tenía que hacer, cuando me veían que estaba por la calle repartiendo flyers para que viniera la gente (sonríe) o cuando te cogías un autobús para actuar media hora y que te pagaran menos de lo que te costaba el hotel, me decían mucho: “¿Tú estás seguro? ¿Te lo has pensado bien?” (ríe). Decían: “por lo menos que lo hayas pensado bien” (sonríe). Pero eso era todo. Yo, además, empecé tarde, empecé con 29-30 años, entonces, claro, entiendo que la familia y tal no quiere verte en la calle y, sobre todo, teniendo que ayudarte, entonces es normal.
Volviendo al espectáculo, una de las cosas que más llama la atención es la parte de interacción con el público, ¿en algún momento ha temido que se le pueda ir de las manos?.
A ver, es que hemos hecho tantos shows y hemos tenido tantas interacciones, que ha pasado de todo, realmente. No recuerdo situaciones especialmente incómodas, aunque ha habido de todo. No tengo ese ego de decir: “Ay, esto no me gusta porque está intentando ser más gracioso que yo”. A mi lo que me importa es que la gente esté entretenida y se lo pase bien. Sí que cuando veo que algo es incómodo o que no va a sumar al espectáculo, trato de cortarlo, pero no por la persona, por el bien de la función y de que la gente pase la mejor experiencia posible.