La galaxia de las librerías coruñesas se expande y consolida con la incorporación de dos nuevos fichajes

Las aperturas de Perseida y Restory Books introducen cambios en un sector que ha mejorado desde la pandemia
La galaxia de las librerías coruñesas se expande y consolida con la incorporación de dos nuevos fichajes
Nely Martínez, en la librería Perseida | Carlota Blanco

El tejido literario de A Coruña dio la bienvenida a finales de mayo a dos nuevas librerías: Perseida y Restory Books. Ambas aperturas contribuyeron a consolidar, y expandir, una galaxia literaria formada por, al menos, 35 librerías en la ciudad; un hecho que, sumado a las buenas sensaciones que han dejado fechas señaladas recientes como las últimas Ferias del Libro o los 23 de abril, hace que los libreros celebren con velado optimismo la situación general para sus establecimientos en la urbe tras años de pandemia y dificultades.


Sin contar las librerías de grandes superficies comerciales (como FNAC o El Corte Inglés), las especializadas en ámbitos específicos (legal u oposiciones, por ejemplo) o las papelerías, la ciudad suma en torno a 35 establecimientos, según estima la Federación de Librarías de Galicia. Es, por tanto, uno de los municipios con más locales literarios de Galicia, con una ratio aproximada, según señala el mismo organismo, de una librería de barrio por cada 7.500 habitantes.


La comunidad autónoma, según los datos del Mapa de Librerías de España 2023 del Ministerio de Cultura, contaba ese año en total con 251 librerías. Esto supone una densidad de 9,3 tiendas por cada 100.000 habitantes, una de las más altas de España, solo por detrás de Andalucía (13,8), Madrid (14) y Cataluña (14,7). 


No obstante, se trata de un negocio, en muchos casos, con dificultades para perdurar en el tiempo. El mismo informe revela una disminución de las librerías a nivel estatal de un 6,2% respecto al año anterior, y que el 60% de los locales se crearon después del año 2000. 

 

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Hay datos más positivos: otro informe del Ministerio de Cultura, el estudio sobre el Comercio Interior del Libro en España 2024, asegura que la facturación de estos establecimientos ha ido creciendo hasta superar de nuevo los 3.000 millones de euros el año pasado, las cifras más altas desde los ejercicios previos a la crisis de 2008. Con lo que, al menos a nivel financiero, el panorama es más esperanzador ahora respecto a años pasados.

 

Boom literario

Más allá de cifras globales, los libreros de la ciudad hacen un balance positivo de la situación que, no obstante, no se olvida de las dificultades. Begoña Couceiro, dueña de la tradicional librería del mismo nombre de Os Mallos, cree que “sí vivimos un boom literario en la ciudad”: “Fechas señaladas como el Día del Libro o el Día das Letras Galegas siguen despertando mucho interés, y las ferias, por su parte, suponen una forma de tener los libros en la calle y que los que no son tan lectores también se acerquen a ellos”.


Couceiro se muestra encantada de que haya nuevos locales: “Tener más librerías beneficia a la ciudad. Todos los actos literarios que se celebran crean un interés en los lectores”. Aun así, matiza que para las ubicadas en los barrios “es un poco más difícil, en el sentido de que la gente de toda la ciudad acaba bajando al centro, pero es complicado que gente de otras zonas visite la periferia”. Un breve vistazo al mapa de librerías de la ciudad así lo corrobora, con la aglomeración de tiendas en el centro y la Ciudad Vieja y, por el contrario, la casi total ausencia en zonas como Elviña, Monte Alto, Adormideras o Mesoiro, entre otras.

 

Una urbe culta

Algunos de los dueños del centro, como Manuel Arenas, responsable de la histórica librería Arenas de los Cantones, se suman al optimismo. “Puedo decir que somos optimistas: el lector ha vuelto a leer en papel”, asegura. Así, cree que “hay un futuro ilusionante en las nuevas generaciones por la lectura”, y destaca que eso se ha traducido en que en los últimos años han “notado un incremento en las ventas”.


Arenas, así, agradece la inclusión de nuevas librerías en A Coruña porque “cerró Lume y Santos Ochoa”, y así se cubren “dos espacios perdidos de la ciudad”. Manifiesta a su vez que “es importante que las ciudades tengan librerías, que podamos llegar con nuestros libros al mayor número de lectores”: “Una ciudad con librerías es una ciudad culta”. 


Con algo más de cautela, Esther Gómez, de Moito Conto, también recuerda las librerías que cerraron sus puertas. “Veo este mundillo como algo basculante. Abren dos pero hace nada cerraron otras tres. Nunca sabes bien cómo se pueden integrar: las librerías tienen que generar su público, su espacio”, comenta. A ella misma, rememora, la llamaban “loca” cuando abrió en 2014. Once años después, puede decir que “el público es fiel y crece”. Pero no manifiesta un especial fervor por la actualidad: “No notamos especiales cambios de un año para otro. Desde luego, no es un momento negativo, pero no sé si es mejor que otros tiempos”.
 

Por su parte, Lara Portela, del Alita Cómics de la avenida de Finisterre, señala las diferencias que tiendas como la suya, más especializadas, tienen respecto a las más generalistas. “En nuestro caso, la situación se mantiene desde hace años: el cómic siempre atrae a la gente joven”. Además, valora que en A Coruña “se hacen muchas iniciativas para promover los cómics”, como Viñetas desde o Atlántico, que suponen una ayuda extra.

 

La ilusión del comienzo

El punto de vista de los dueños de Perseida y Restory Books es esperanzador. Así lo atestigua Nely Martínez, dueña de la primera, quien comenta que se lanzó a abrir la librería tras “20 años trabajando en un almacén”: “Tengo la espalda bastante destrozada, pero vimos una salida cuando mi hijo mayor me dijo ‘¿por qué no abrimos una librería?’. Yo me quedé mirando para él y le dije que no sabría, pero nadie nace aprendido, así que ahí fuimos”. 


Martínez explica que compraban siempre en la cerrada Lume y que, tras decidir abrir, fueron metiéndose en el mundillo y aprendiendo de otras librerías hasta afincarse finalmente a finales de mayo en el número 14 de la calle Pérez Cepeda. “Un primo de mi madre tuvo la librería Queixume en la Sagrada Familia”, explica, con lo que el negocio ya les venía en la sangre. 


Tanto, de hecho, que el nombre de su establecimiento esconde otra bella historia familiar: “Mi marido y yo empezamos a salir después de una lluvia de estrellas en la playa de Caión un 13 de agosto de 1993. Mi hijo Adri, al que le dije que fuese pensando un nombre, me contestó que se iba a llamar Perseida, porque si no llega a ser por una lluvia de estrellas ni sus hermanos ni él estarían aquí”.


La idea, además de establecerse “en un mundo complicado porque no da un beneficio inmenso”, es que la tienda acoja actividades  como talleres o presentaciones. E incluso cuentacuentos: “A mí se me da bien, tendría que perfeccionarlo un poco, pero me gustaría hacerlo. Aquí llueve bastante, y es una pena que no lancemos actividades para los más pequeños”. “Yo creo que las librerías podemos seguir peleando: si no, no habría montado una”, afirma.

 

Publicaciones olvidadas

Algo distinto es el caso de Patricia Acinas y Pavel Milev, que también en mayo abrieron su establecimiento en Marqués de Pontejos. Acinas explica que Restory Books nació “de una mezcla de amor por los libros, curiosidad e intuición. Después de años en moda y música, entendimos que lo que más nos movía era la búsqueda: investigar, documentar, rescatar publicaciones raras y olvidadas”. Así, en 2020 inauguraron su primera tienda en Barcelona y, desde entonces, han seguido buscando rarezas que ahora descubrirán a los coruñeses.

 

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Pavel Milev, frente al escaparate de Restory Books | Carlota Blanco


“La idea es que venir a Restory sea una experiencia en sí misma, no solo una transacción. Es una librería pequeña, pero con mucho carácter”, comenta Acinas, quien explica que, a la hora de buscar catálogo, se guían por “la intuición, el contexto”: “Nos interesa lo raro, lo que sorprende, lo que sigue diciendo algo hoy aunque se haya publicado hace décadas”. “Cruzamos literatura, arte, fotografía, política... Cada libro forma parte de un diálogo más amplio, una colección viva que piensa desde los márgenes”, reitera.


La idea es seguir el mismo camino que transitaron en Barcelona: es decir, que la librería acoja toda clase de encuentros informales y actividades. “Nos gusta pensar que Restory es un refugio para quienes sienten curiosidad por lo inusual”, apunta Acinas, que en cualquier caso valora el estado del tejido literario de la urbe: “Cada librería que abre aporta una mirada distinta y dinamiza el ecosistema. Que haya variedad de propuestas enriquece a todo el mundo. Y ojalá sigan abriendo más, con personalidad propia y sin miedo a salirse del molde”. “No se trata de competir, sino de sumar”, sentencia.

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