El juzgado de Violencia contra la Mujer de A Coruña ha decretado prisión provisional comunicada y sin fianza para el hombre de 61 años que apuñaló cerca de 70 veces a su esposa el domingo pasado en la Sagrada Familia. El sospechoso se acogió a su derecho a no prestar declaración.

Está investigado por asesinato y quebrantamiento de condena. Hay que señalar que el mes pasado, el juzgado había decretado una orden de alejamiento contra él para que no se acerca a su mujer, de 49 años. Pero, según la subdelegada del Gobierno, María Rivas, estaba todavía en proceso de ejecución. 

Sin embargo, según el Tribunal Superior de Xustiza (TSXG) la sentencia le había sido notificada, por lo que sabía de la prohibición y, por lo tanto, la jueza entiende que existe delito de quebrantamiento. 

Aunque muchos en la diáspora peruana conocían a la pareja y sabían que tenían problemas, nadie podía imaginar un desenlace tan trágico. “Yo la conocía, ya de Perú, porque somos del mismo lugar, de la ciudad de Ilo”, explica una empresaria que lleva radicada en España 18 años. Maritza Hellen, como se llamaba la víctima, había emigrado a España hacía poco más de un año, dejando atrás a su expareja y cinco hijos (uno de los cuales ha viajado hasta España para hacerse cargo del cadáver, y estuvo presente en la manifestación del lunes en María Pita), así que ambas paisanas se habían reencontrado y reanudado una relación cordial. 
 

Aquí había conocido al detenido, con el que habría mantenido una relación que los que conocen a ambos definen como “tormentosa”. De hecho, habían protagonizado varias peleas en público. En una de ellas, ocurrida en septiembre del año pasado, que tuvo lugar en el local de dicha empresaria, ubicado en la ronda de Nelle, el sospechoso fue detenido. Habían tenido una pelea en la que se habían agredido mutuamente, y la dueña del local los había expulsado. Se estaban marchando hacia su casa cuando fueron alcanzados por la Policía Local, que detuvo al hombre por violencia de género. Posteriormente ella ingresó en el sistema VioGén, aunque con “riesgo no apreciado”. 
 

Según varias fuentes consultadas, las agresiones eran una constante en la pareja, que solía consumir alcohol. “Ella más que él, porque él trabajaba en los muelles, y tenía que retirarse temprano”, explica la empresaria. Pero no solo era de noche cuando se producían los enfrentamientos en público, sino en las reuniones familiares. A menudo la diáspora peruana las celebra en las mesas de picnic del parque de Santa Margarita. 
 

A pesar de sus problemas, se habían casado el mes pasado. Precisamente el 27 de mayo, el juzgado había decretado una orden de alejamiento, que ignoró. El sábado 7, la pareja, ya convertida en marido y mujer, visitó una fiesta familiar en Santa Margarita y se produjo un altercado, en el que, según una persona presente, ella le agredió repetidas veces. “Estaba bebida. Yo le dije al hijo: defiende a tu padre (el agresor tiene dos hijos) pero la familia no quería saber nada”; comenta esta testigo de los hechos
 

Una vecina de la calle San Isidoro, donde Maritza vivía, también relata un episodio violento: “Yo bajaba para sacar a la perra y la puerta estaba entreabierta. Vi una pelea, pero era ella quien le pegaba patadas”, asegura. 

Ambos habían estado en el mismo local de la ronda de Nelle donde se había producido el incidente por el que fue detenido en septiembre en la noche del sábado al domingo, cuando tuvo lugar el desenlace fatal. “Normalmente me siento con ellos a charlar,  pero ese día no podía”, explica la empresaria amiga de la víctima. Los vio por última vez poco juntos antes de las tres de la madrugada. Cuatro horas más tarde, le asestaba decenas de puñaladas.