Enrique Vila-Matas | “Ya me gustaría a mí humanizarme más, pero temo que me cueste la vida”

El escritor visitó ayer la ciudad para presentar su última novela, ‘Canon de cámara oscura’ (Seix Barral), una idea que surgió, precisamente, de una entrevista en la que le preguntaron por sus libros favoritos
Enrique Vila-Matas | “Ya me gustaría a mí humanizarme más, pero temo que me cueste la vida”
Enrique Vila-Matas, ayer, en A Coruña | Javier Alborés

La ironía peina cada una de sus elucubraciones, al igual que mitiga, o complementa, cada una de las páginas de su obra literaria. El propio Enrique Vila-Matas reconoce que le gustaría humanizarse más, ya que su entorno le recuerda que está “todo el rato literaturizado”. Ayer visitó A Coruña para presentar su última novela, ‘Canon de cámara oscura’ (Seix Barral).

 

¿Cómo se idea este ‘Canon de cámara oscura’?
El origen creo que procede de una entrevista. Me preguntaban por una relación de diez o doce libros que me gustaran. Puse lo que pedían, pero dije que, como eran los favoritos, los tenía guardados en una cámara oscura de mi casa. Me pareció algo muy simple y necesario para lo que me pedían. Quedó en el ordenador y un día recuperé la idea del cuarto oscuro donde se guardarían las mejores joyas, una especie de canon de autor. Eso evolucionó y se convirtió en lo que es ahora el libro, que es más complicado (sonríe).

 

¿Su canon sería similar al que se enumera en el libro?
No tienen nada que ver, pero tampoco está muy alejado de los libros que me interesan, que son muchos más. Llamémosles libros afines, porque hay afinidades con las obras de los autores de esos libros, pero no tiene nada que ver. Se comprueba pronto que es una relación de libros guardados en un cuarto oscuro de la casa de un más que posible androide, el narrador, que no tarda en confesarlo.

 

A ese personaje se le hace una pregunta que mueve buena parte del libro, cuando alguien le cuestiona cuándo se sintió escritor. En su caso, ¿en qué momento se sintió escritor?
En mi caso, no sé si lo soy (sonríe). Sentirme, no hay un momento que yo me sienta escritor, es una pregunta muy forzada, tanto que ha provocado el libro. Una cosa es sentirse escritor y pensar que has alcanzado lectores, que está teniendo repercusión lo que escribes, que puede ser un sentimiento de satisfacción, pero no está ligado a escribir. Por eso el libro trata de buscar una respuesta a esto. Me hicieron esta misma pregunta hace años, me encontré a esa persona mientras escribía el libro y ni se acordaba (ríe), no se acordaba porque el problema era el sentimiento. Me han dicho muchas veces eso de “¿por qué no te humanizas un poco en vez de estar todo el rato literaturizado?”. Ya me gustaría a mí humanizarme más, pero temo que me cueste la vida (sonríe).

 

Como es habitual en usted, el libro cuenta con su característica ironía y sentido del humor. ¿Cómo de importante es el humor en su vida?
Muy importante. Me permite escapar de la asfixia mental, lo trágico, me permite siempre participar del humor como compensación a tanta angustia. Este humor es natural en mí, familiar. En la primera parte de este libro, hubo un momento que decidí darle una capa de humor, que no es más que añadir ironía a lo que estaba escribiendo. Esto siempre lo he hecho, sin darme cuenta, reforzando la ironía, que siempre le da ritmo a un libro. Yo no me puedo creer lo que estoy escribiendo, porque a la mañana siguiente lo reviso y yo mismo, como si conversara con el autor de la mañana anterior, corrijo y le doy un toque humorístico suficiente como para que se relaje un poco la tragedia. Le añado comedia a lo que podía ser muy serio, que lo es (sonríe).
 

Después de un libro como este, ¿qué otras ideas pueden surgir?
Desde ‘Bartleby y compañía’, que hacía un repaso de los que no escriben, mis amigos siempre me preguntaban “¿y ahora qué vas a hacer?”, cada libro me preguntaban lo mismo. El motor de mis libros es tratar de escapar de lo que me tiene atrapado, basándome en la frase de Casares que decía: “La inteligencia sirve para escapar de lo que nos tiene atrapados”. Cada novela que inicio no trata de superar a la otra, simplemente continúa con la idea de sobrevivir, a pesar de que cada vez es más complicado escapar de lo que me tiene atrapado. Es un motor. 

Enrique Vila-Matas | “Ya me gustaría a mí humanizarme más, pero temo que me cueste la vida”

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