Este jueves, 10 de julio, el barrio de As Atochas será de nuevo escenario de memoria y resistencia con la celebración de la octava edición del Día das Mapoulas Libertarias, convocado por la asociación cultural Refuxios da Memoria. La jornada conmemora el asalto policial del 10 de julio de 1937, cuando varias mujeres del barrio, integrantes de redes antifranquistas y anarquistas, fueron asesinadas, perseguidas o forzadas al exilio .
Este año, el evento quiere destacar las luchas históricas y actuales por el derecho a la vivienda en A Coruña. Desde la huelga de alquileres de los años 90, pasando por la defensa comunitaria contra desahucios en los 2000, hasta las dinámicas contemporáneas impulsadas por sindicatos de barrio, se pretende tejer un vínculo directo entre memoria histórica y reivindicación urbana.
La actividad central será un recorrido-cantareiro que comenzará a las 19:00 horas en el Campo da Rata. La marcha incluirá paradas en lugares emblemáticos como la plaza de Cántigas da Terra, la avenida de Navarra, la calle Marconi, y concluirá a las 20:00 horas en la Plaza da Corales (cruce de Atocha Alta y Baixa). En este espacio se celebrará un acto de reinauguración en homenaje a Basilisa Álvarez “La Corales”, anarquista y sindicalista represaliada en 1937.
El itinerario combinará música tradicional, poesía y narraciones históricas, recuperando el espíritu colectivo de aquellos años . Después, a partir de las 21:00 horas, el evento se trasladará al Bar Patachim (rúa Orillamar, 16), con una foliada abierta a vecinas y vecinos, acompañada de celebración y música popular.
Refuxios da Memoria, que desde 2018 organiza este homenaje en coordinación con colectivos como la Comisión pola Recuperación da Memoria Histórica da Coruña, Mazarelos, CNT, y Pandereteiras do Fiandón, busca no solo rememorar el pasado, sino visibilizar las agresiones urbanísticas actuales y el legado de resistencia feminista en los barrios obreros.
El término “mapoulas libertarias”, amapolas libertarias , simboliza esas mujeres de “vida efímera” que, a pesar de la brutal represión, dejaron “semillas de memoria y libertad” que aún florecen en el tejido comunitario del barrio.