Seguramente solo los más veteranos lo recuerden pero hubo un tiempo en el que, además de ropa, Zara también vendía libros y discos. No fue en la primera, sino en la segunda tienda en el mundo de lo que después acabaría siendo el imperio Inditex, el Zara de la calle Torreiro. Entre los que se acuerdan está Ángel Luis Bertojo, al que todos conocen como Peque. Sobre todo, porque él fue uno de los Dj que se encargaban de las ventas y, de paso, de animar las compras a quienes se acercaban hasta allí. De los libros se encargaba su compañera Gela.
Peque guarda entre sus tesoros un álbum de fotos en el que aparece, entre otros, con Al Bano, Víctor Manuel o Camilo Sesto. En otra imagen posa delante del escaparate de la tienda de Torreiro, en la sección que se dedicaba a libros y discos, en 1977, cuando se estrenó en España ‘La Guerra de las Galaxias’ y, en otra foto, lo vemos pinchando en el interior de la tienda.
Su carrera como pinchadiscos, como se llamaban entonces, comenzó cundo aún era muy joven. “Empecé en 1969 en el Playa Club, yo tenía 15 años y no nos pagaban, porque decían que hacíamos lo que nos gustaba”, rememora. La cosa cambió cuando llegó Nonito Pereira, al que considera su mentor y al que recuerda con enorme cariño: “Ahí nos dieron un carné profesional y se empezó a regularizar nuestra situación para que nos trataran como tenía que ser”.
Con Nonito trabajó también en la tienda de discos que este tenía en la calle Feijóo, Nito’s. Comenzó en 1973 y allí estaba cuando, en 1975, recibió la llamada de Zara: “Merchi López Rodríguez, que era la encargada de Corte y Confección en la primera nave de la empresa, me dijo que necesitaban para la tienda a alguien que vendiera discos y que, sobre todo, los supiera comprar, es decir, que supiera qué cosas traer y cuáles podrían tener tirón para vender”. La venta de discos en Zara (que por entonces tenía también local en Juan Flórez) solo llegó a funcionar en Torreiro, apunta el que estuvo a su cargo. Sobre cómo era la música que sonaba en Zara hace medio siglo, Peque asegura que era muy variada y que tenía que ver con lo que le gustaba, con lo que se escuchaba en la radio y con los temas más comerciales de aquel momento. “Poníamos mucha música negra, de la Motown y de todo tipo, desde Diana Ross y las Supremes hasta Marvin Gaye, James Brown, Stevie Wonder... pero también mucha música rock, pues era el momento en el que estaba empezando Bruce Springsteen, que habíamos ido a ver en 1981 a Barcelona con Ramoncín y Víctor Manuel y Ana Belén”. En ese rock también entraban, claro, sus satánicas majestades. “En 1976 fue la primera vez que los Stones vinieron a España, los trajo el promotor Gay Mercader, que, por cierto, era el bisnieto de aquel Ramón María Mercader que había asesinado a Trotski”, precisa a modo de curiosidad.
Entre los discos que más se despachaban en aquel Zara ecléctico, que buscaba competir con el entonces gigante comercial coruñés Barros, que también vendía libros y discos y que se hallaba justo en el local de enfrente en la calle Torreiro, fue el de ‘Saturday Night Fever’ ('Fiebre del sábado noche'). “Pegaba muchísimo entonces y hasta gané un concurso individual de baile en Chaston con esa música”, comenta Peque. En el de parejas se tuvo que conformar con la medalla de plata. Recuerda que la banda sonora de ‘Grease’ también fue un best seller.
El trabajo de Bertojo se desarrollaba dentro de una cabina que había en el interior de la tienda, que estaba en la planta de abajo, a la izquierda de las escaleras según se entraba. Entre los clientes había muchos Dj, para los que buscaba discos un poco más especiales: “Teníamos lo comercial, lo que pegaba, y luego lo que nos pedían más específico; cuando nos lo demandaban les decíamos: ‘Viene la semana que viene’ y lo dejaban reservado”. Y, si había probadores para la ropa, también había probadores para la música. Además de ver las carátulas y escuchar la música ambiente, tenían una zona con cascos en la que podían escuchar los discos.
Eran los tiempos en los que todos los empleados de Zara se conocían. “Estábamos locos por salir de trabajar para ir a tomar algo y teníamos mucha relación con Amancio Ortega, que venía los sábados. Nos íbamos con Mari Paz y Nieves, dos de las encargadas, a tomar café en el Habana, en el antiguo”.
Los vinilos se dejaron de vender en Torreiro, y por tanto en Zara, “en 1978 o 1979”, calcula Peque. Ortega decidió centrarse en la ropa, “donde no había intermediarios y ganaba más que con los libros y los discos”, explica.