“Imagínate A Coruña cuando el Dépor ganó la Liga, pues así pero con Oasis”. Es el recurso más gráfico posible con el que un coruñés que ha vivido el regreso de los Gallagher a su casa puede explicárselo a otro paisano que no tiene ni idea de lo que allí se vivió. Y es que entre el medio millón de afortunados que asistieron a los cinco conciertos de la banda en Heaton Park hubo varios ciudadanos herculinos que, de un modo u otro, habían salido triunfadores de la caza de entradas hace exactamente un año.
Fue el mejor regalo de cumplaños posible para Roly Vieites, un mito del Vioño Club de Fútbol que asistió al último de los conciertos, el día 20. Sin embargo, sería un error preguntarle por el espectáculo en lugar de por la experiencia, ya que el describir su viaje los recuerdos van más allá de un parque que ya forma parte de la historia de la música. “La experiencia fue tremenda, porque Mánchester parecía un parque temático: en todas tiendas sonaba su música, los comercios tenían mensajes con sus canciones y todo el mundo llevaba gorros como los de Liam o camisetas del City”, indica. “Cuando cantaba Richard Ashcroft ‘Bitter Sweet Symphony’ empezaron a encenderse las bengalas y se notaban los nervios. Pero cuando los Gallagher salieron de la mano la gente se vuelve loca: se formó como una comunión entre ellos y el público y durante dos horas se cantó tema tras tema”, añade.
De forma semejante describe lo vivido el pasado día 12 Diego López, coruñés al que le tocó vivir la segunda de las cinco noches. Él y cuatro amigos hicieron un fin de semana temático en la ciudad que acuñó el ‘Manchester Sound’. Jamás olvidarán la experiencia. “Lo que The Beatles es a Liverpool, Oasis lo es a Mánchester”, subraya. “Sinceramente, a día de hoy es la banda más importante del mundo, es como ver a The Beatles en 2025: la ejecución y el sonido fueron absolutamente brutales y el anbiente resultó la leche”, indica este coruñés, que se queda con ‘Slide Away’ como momento culmen de una noche en la que, además, lució una camiseta del Dépor.
La palabra que mejor define a Roly y Diego es afortunados. Y es que se calcula que ellos han sido dos de los 10 millones de personas en 158 países que en 2024 intentaron hacerse con un ticket. “Soy bastante fan y ya estaba al tanto desde que se empezó a ‘cocinar’ la vuelta. Fue difícil, pero tuve suerte de conseguirlas el día antes de mi cumpleaños”, dice Roly.
Por su parte, ese calificativo de afortunados es todavía más ajustados en el caso de Diego. “Un conocido que vivía en Mánchester cogió entradas para él y al final no pudo ir”, relata. Puede decirse que fue, seguramente, la casualidad más inolvidable de su vida.