El hallazgo el miércoles del cadáver de un hombre de 58 años en una planta de Penamoa cuando se descargaba un contenedor de papel, el segundo caso en cinco meses, pone de manifiesto la situación en la que se encuentra la gente que vive en la calle. Los expertos consultados señalan que dormir en contenedores es un fenómeno nuevo en A Coruña, pero que es propio de grandes ciudades, y que obedece a la escasez de opciones y a la necesidad de protegerse en unas calles cada vez más inseguras.
Existen en A Coruña unas cien personas en situación “de calle” como lo denominan los trabajadores sociales. Se trata de una población flotante, que viaja buscando el apoyo de las redes sociales, de ciudad en ciudad. “Nunca son las mismas personas”, asegura Pablo Sánchez, trabajador social de la Cocina Económica.
La directora de Padre Rubinos, Mónica Rioboo, señala sobre la elección de refugio de estos hombres: “Entiendo que es una ubicación en la que entienden que pueden pasar la noche, pero todas son peligrosas. En la cúpula (en la finca de los Mariño), por ejemplo. Son lugares no expuestos en público, para evitar agresiones”.
LAS FRASES |
mónica riobooDirectora de Padre Rubinos |
pablo sánchezTrabajador de la Cocina Económica |
Sánchez, por su parte, matiza que la mayoría de estas agresiones se producen dentro del mismo colectivo, donde las disputas son frecuentes y a veces escalan. “Mi hipótesis personal es que se meten en los contenedores por una cuestión de seguridad. Si hace diez años la gente podía dormir tranquilamente en la calle, invisible, a día de hoy no es seguro dormir en la calle en A Coruña. Cometen atracos entre sus iguales”, añade el trabajador social. El contenedor, con cartones calientes, mullidos, se vuelve una opción atractiva y segura.
Rioboo reconoce que, muchas veces, la gente sin techo no puede encontrar acomodo en las instituciones de A Coruña, a pesar de que cuenta con una buena red social, porque hay muchas personas sin hogar. El albergue de Padre Rubinos, por ejemplo, tiene 58 plazas, pero hay cinco en lista de espera: “Si pusiéramos 50 plazas más, se cubrirían. No solo es la gente en la vía pública, sino la de casas okupas o viviendas inseguras. Nunca vamos a cubrir las necesidades de las personas en exclusión social”.