Nueva Cacerolada, esta vez en la Sagrada Familia, contra un presunto narcopiso

Los silbatos, las cacerolas y los petardos se hicieron escuchar durante una hora

Cerca de 80 vecinos de la Sagrada Familia se concentraron ayer durante una hora frente al número once de esta calle para protestar contra la existencia de un supuesto narcopiso. Cacerolas, silbatos y petardos sirvieron para llamar la atención sobre el problema. Aunque el punto de venta de droga lleva cerca de cuatro años allí, los manifestantes aseguran que la situación es cada vez peor, y que ha aumentado la inseguridad. 


La protesta se prolongó cerca de una hora, bajo la vigilancia de la Policía Nacional, sin que se produjeran incidentes dignos de mención. En algún momento puntual, los vecinos llegaron a acercarse lo suficiente para poder golpear las ventanas del supuesto narcopiso, puesto que está situado en el entresuelo, pero no hubo destrozos ni violencia.

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Mönica Arcay

Tampoco consiguieron su propósito, que es que los sospechosos de tráfico abandonan el inmueble. A diferencia de otras caceroladas que la ciudad ha vivido en los últimos meses contra los puntos de venta de droga,  los supuestos traficantes son los legítimos propietarios del piso, y no okupas, de manera que no es probable que lo abandonen como ocurrió en Monte Alto o en O Ventorrillo, donde la presión vecinal sí consiguió que se marcharan, aunque nunca llegaron muy lejos, porque se refugiaron en otros bajos cercanos en ambas ocasiones, según las autoridades.

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Mónica Arcay


La protesta comenzó a las ocho de la tarde  frente al portal, que se encuentra justo a la altura de la biblioteca municipal de la Sagrada Familia, pero rápidamente se movieron hasta la parte de atrás del piso, que se encuentra en la plaza de Nuestra Señora. “¡Es una pasada, la Poli no hace nada! ¡Último aviso para el narcopiso!”, coreaban los manifestantes. Algunos llegaron a recriminar a los agentes des la UPR desplegados que estuvieran allí para proteger a los “hermanos zapatilla”. 
 

“Llevamos avisando desde hace tiempo que aquí no vendan. Por aquí pasan niños, ancianos también. Ya pasamos por esto en los ochenta”, denunció Pablo Brañas. Asegura que es esta falta de respeto a al gente mayor y a los niños lo que les ha impulsado a movilizarse al margen de la asociación vecinal: “Se están metiendo a drogarse en la galerías y no estamos dispuestos a soportarlo. Hemos denunciado, hemos recogido 300 firmas, y seguimos en la misma situación”. 

 

La asociación de vecinos se desentiende porque considera que la publicidad no le hace ningún servicio al barrio y que es precisamente contra eso contra lo que llevan año y medio luchando. Temen que se vuelva a relacionar Sagrada Familia y drogas. Mañana se celebrará otra protesta a la misma hora. 

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Mönica Arcay

Nueva Cacerolada, esta vez en la Sagrada Familia, contra un presunto narcopiso

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