La campaña napoleónica en Galicia, el desalojo de los franceses (I)

La campaña napoleónica en Galicia, el desalojo de los franceses (I)
Retrato de Napoleón por Alejandro Banet 1852

Damos a conocer los aspectos más importantes de la Guerra de la Independencia en Galicia, con la ciudad coruñesa como referencia, por ser quizás los más olvidados de la Campaña Napoleónica.

 

Muerte del conde de Maceda

El 19 de noviembre de 1808, se dio cuenta de un oficio de Juan José Caamaño, que hace presente la muerte gloriosa del Conde de Maceda. Ofrece a disposición de la Ciudad los estados en que por representación de su mujer ha sucedido y la Ciudad acordó el corresponsal forme la contestación que lleva entendido.

 

Tropas a la Puebla de Sanabria y Manzanal

El 23 de noviembre de 1808, se ha visto un oficio del Reino, en que las tropas que guarnecen esta plaza, y Ferrol, deben salir a la Puebla de Sanabria y Manzanal. Con objeto de atender a la guarnición de esta plaza, se forman Divisiones de los Caballeros de los dependientes de la Real Audiencia y de los del Comercio.

 

A finales de 1808, un oficio de Juan José Caamaño hace presente el glorioso fallecimiento del Conde de Maceda

 

Se avisa a la ciudad, pasa una relación de todos los Caballeros, al Mariscal de Campo, Antonio Alcedo, encargado de organizar dichos cuerpos, dar instrucción y sean útiles en cualquier evento. Se acordó, evacuen los padrones y, verificado, se forme lista de los Caballeros o nobles que hay en esta Ciudad, que tengan carta, escribanía o, sin tenerla, gocen de este concepto, la cual se remita al Gobernador de la Plaza, según se previene.
 

Preparativo para la defensa de la ciudad

Se dio cuenta de un oficio del Reino, que remite el 6 de enero de 1809, que manifiesta no haber recibido noticia alguna del Ejército. Está enterado por particulares que se retira, los franceses pasaron el Manzanal.

 

En Villafranca han sido rechazados tres veces por los ingleses. Para seguridad de la Patria, el Ayuntamiento toma acuerdo con el Comandante General, jefes y autoridades, las providencias a armar esta Provincia, con arreglo a lo mandado por la Suprema Junta Central. La Ciudad cuidaría de exhortar a sus provincianos para que tengan valor y firmeza de todo buen español, encargándoles el orden y no se cometan excesos y violencias.
 

Sobre organizar la fuerza para resistir al enemigo, se enoja al Dios de las Batallas, en cuyo poder debe confiar, principalmente, el que se sacrifica por el Rey y por la Patria. Acordó la Ciudad comisionar a Félix de Pazos y José Magdalena, que pasen al Reino en Diputación y al Comandante General, a fin de acordar los medios de defensa que deben adoptarse, para lo cual tuvo presente otro oficio del Reino, de esta fecha, para que se abastezca al Pueblo y se prepare para defenderse en caso necesario, proporcionando cuarteles para la tropa de nuestro Ejército, si se replegase.

 

Se acopian harinas, granos, ganados y comestibles, en la mayor porción posible. No sólo la Milicia Honrada, la Compañía del Comercio y el Cuerpo de Milicia Urbana estén listos para tomar las armas, sino que hagan lo mismo todos los vecinos de cualquier estado al primer aviso, bajo las órdenes del jefe que se les elegirá, se custodie a todos los franceses sin distinción alguna. No cree conveniente se haga división alguna separada en la Milicia Honrada.
 

También se considera que debe cerrarse la Real Audiencia. Para el acopio de víveres y ganados, es preciso contar con caudales que el Reino se sirva disponer y destinen a este objeto. Se hizo concurrir a Fernando Domínguez Romay, Arquitecto titular de la Ciudad, a quien se le encargó reconozca y ponga al corriente todos los pozos, aljibes, cisternas, fuentes y más depósitos de agua que halla en la población alta y baja, sin perjuicio de lo que se encarga.
 

Se pasa oficio al Reino, solicitando se sirva encargar el acopio de víveres, ganados y harinas a la Junta de Hacienda, en cuyo poder, o del Intendente, se hallan los caudales nacionales, en su defecto, se pongan a disposición de la Ciudad al menos tres millones de reales, a fin de nombrar comisionados para que verifiquen dicho acopio con la mayor prontitud posible... indicando el Serenísimo Reino... en cuanto al primer punto consultado, que es la custodia de los franceses. Al segundo, respondió el Reino que el Consulado y Comercio tenían hecha su representación para que se le guardasen sus privilegios, dando a entender no había ser preciso entrar en masa en la Milicia Honrada.
 

No debían vestir el uniforme de un cuerpo distinto, se contestó era razonable. La Ciudad acordó: “sólo debemos defender la Patria, a su tiempo, se trate sobre el particular”. En cuanto a cerrar la Audiencia, respondió el Reino, por ahora aún no estábamos en estas circunstancias, las noticias eran más lisonjeras.

 

En el acopio de víveres para abastecer al pueblo, la ciudad podía insinuar su petición a los panaderos
 

Manifestó, el Comandante General, nada había dicho en razón de defensa, más que cuidaría del buen orden en el Pueblo, el Serenísimo Reino, había manifestado que la defensa del Reino era confiada al mando del General en Jefe, Marqués de la Romana, por sus operaciones y las órdenes dadas, no exige las medidas propuestas por la Ciudad.
 

En cuanto a víveres, bastará que la Ciudad haga insinuación a los panaderos, en razón del abasto de granos y harinas, para la quietud del pueblo, procure la Ciudad exhortar a sus naturales y a los de la provincia a que mantengan el mejor orden y tranquilidad. Visto por la Ciudad, acordó se publique lo resuelto por el Reino, se circulen a la Provincia las órdenes que el Reino ha comunicado hoy y quedan extractadas.

La campaña napoleónica en Galicia, el desalojo de los franceses (I)

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