Cuando el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible anunció en 2022 que A Coruña será una de las ciudades españolas que tengan una estación intermodal en los próximos años la vista se puso en el tren. Y no es para menos. Parte de culpa tiene que el terreno destinado para ubicar la nueva terminal se encuentre entre las avenidas de A Sardiñeira y Ferrocarril –alrededor de la estación de San Cristóbal–, y que desde el pasado mes de diciembre se haya creado un nuevo edificio provisional para ubicar a los viajeros mientras se acometen las obras de remodelación en la antigua.
No obstante, el tren no será el primer medio de transporte que llegue a la intermodalidad coruñesa, sino el autocar. De esta forma, se espera que para finales de año se ponga fin a más de cincuenta años de servicio en la terminal ubicada en la calle Caballeros y, a partir de ahí, todos los trayectos en bus lleguen o partan desde una nueva macroinfraestructura compartida con el tren. Así, si se mantienen los plazos de la Xunta y del Ayuntamiento, la estación de autobuses prestará servicio en una nueva zona, al menos, cuatro meses antes que la del ferrocarril.
Y es que, a pesar de que el Adif ve con buenos ojos los avances realizados en la parte dedicada al servicio ferroviario, no será previsiblemente hasta el segundo cuatrimestre del próximo año cuando esté lista una estación que permita albergar el punto de origen o destino de una de las ciudades clave en el Eje Atlántico, el corredor más utilizado por los españoles durante 2024.
En caso de que el proyecto intermodal coruñés cumpla los plazos establecidos, la convertiría en la cuarta ciudad gallega en tener un edificio que albergue ambas estaciones. Por el momento, con varios matices. A día de hoy, son tres ya las urbes gallegas con una intermodalidad completa: Vigo, Pontevedra y Santiago. Aunque, en el caso de la segunda no es exactamente un edificio compartido, sino que decidieron optar por acercar la estación de bus a la de tren y unir mediante una marquesina cubierta de 250 metros ambos edificios.
En el caso de Ourense, aunque el proyecto para la intermodalidad como tal no estaría listo hasta 2030, ambas estaciones –la de bus inaugurada en 2021– se encuentran pegadas y el desplazamiento desde los andenes de tren hasta las dársenas no supera los treinta segundos de duración. La nueva infraestructura, prevista para dentro de seis años, tendrá la inversión más grande de todas las de Galicia, 111,7 millones, y buscará triplicar el espacio actual con un total de once vías, de las que tres de ellas estarán destinadas a la alta velocidad.
El proyecto de Lugo es el que más se parece al coruñés. El hecho de hacer por completo dos nuevas estaciones y que la finalización de los trabajos sean para mediados de 2026, hará que todavía no se sepa si la ciudad lucense será la cuarta o la quinta en tener una estación intermodal. Aunque según fuentes consultadas, será difícil que cumplan con los plazos y será primero el tren el que abra la lata, al contrario que A Coruña, única ciudad de las siete grandes de Galicia en las que el bus llegará a la intermodalidad antes que el tren. En Ferrol, todavía no hay ni previsión y son más de seis años los que la Xunta lleva esperando por la firma del Adif para redactar el proyecto.
Vigo: 6 meses esperaron los vigueses desde la finalización de las obras hasta la inauguración
Pontevedra: 250 metros separan las estaciones de bus y tren, única ciudad que no las agrupa en un mismo edificio
Ourense: 11 vías de las que tres de ellas serán para la alta velocidad, formarán la nueva estación
Santiago: 26 días lleva oficialmente inaugurada, aunque la estación de bus ya prestaba servicio desde 2021
Lugo: 50 millones de euros se corresponden a la inversión final de la obra, prevista para el próximo 2026
Ferrol: 6 años lleva la Xunta esperando por la firma de Adif para redactar el proyecto intermodal en la urbe