El acusado del asesinato de este domingo en el barrio de la Sagrada Familia, en A Coruña, ha pasado a disposición judicial este martes por la mañana para declarar ante el juez especializado en violencia de género.
La subdelegada del Gobierno, María Rivas, explicó este lunes cómo fue asesinada Maritza, la mujer de 49 años que murió en la calle San Isidoro a manos de su marido, de 61 años. “Me han transmitido datos de la autopsia y el resultado es un apuñalamiento con bastante ensañamiento. Decenas de puñaladas. Hasta cuesta verbalizarlo”, explicó Rivas. En total, fueron cerca de 70, lo que convirtió el salón del pequeño piso en un escenario terrible.
Rivas confirmó la mayor parte de los hechos que ya ha dado a conocer este periódico: que en torno a las siete de la mañana se recibió una llamada que alertaba de que una mujer había sido asesinada en el número tres de San Isidoro.
Sin embargo, especificó que esta llamada la había hecho la expareja del sospechoso. Esta habría llamado a su vez al 112 y este, a la Policía Nacional. Alrededor de las siete de la mañana, una patrulla se personó en el lugar de los hechos y el propio sospechoso les abrió la puerta del domicilio. “Se recibe un aviso en el 091 del 112 por una llamada que había recibido de un familiar”, describió Rivas. Se procedió a la detención del hombre y a la localización del arma homicida, un cuchillo.
La subdelegada también confirmó que la víctima figuraba en el sistema VioGén por una agresión física en septiembre el año pasado. Ella no quiso denunciarle, pero las autoridades decidieron aplicar el llamado ‘protocolo cero’, que se activa para actuar de oficio cuando las víctimas no desean denunciar. Rivas recordó que, en estos contextos, a veces es complicado que la víctima se anime a denunciar.
Debido a este protocolo, la agresión derivó en un procedimiento judicial. El pasado 27 de mayo, se dictó una sentencia condenatoria que incluía una orden de alejamiento, que nunca llegó a ejecutarse. “Esa orden se dictó, pero tal y como nos trasladan, estaba en fase de comunicación”, explicó Rivas. Es decir, que el sospechoso no habría cometido ningún quebrantamiento de condena, porque no había sido apercibido.
De hecho, ellos convivían como pareja e incluso se habían casado en el mes de mayo. El hecho que desde septiembre estuviera en contacto diario con ella durante todo este tiempo, a pesar de que figuraba en el sistema VioGén, se explica por que los expertos habían dictaminado que no existía peligro. “Riesgo no apreciado”, es el término que empleó la subdelegada en su intervención.