Acuchillan a un vecino del Barrio de las Flores en su propia casa

Acuchillan a un vecino del Barrio de las Flores en su propia casa
Vista del número 7 de la calle Amapola, con la ventana precintada

Pasada la una de la madrugada del domingo al lunes tuvo lugar una agresión en el número 7 de la calle Amapolas, en el Barrio de Las Flores. La víctima, que sufre problemas de movilidad, fue presuntamente apuñalado en su casa, un bajo, por dos desconocidos que le hirieron de gravedad. Ayer, la Delegación del Gobierno aseguraba que todavía que no se había practicado ninguna detención por este delito, a la espera de que la víctima, un hombre de unos 45 años con antecedentes por tráfico de drogas, se recuperase lo suficiente como para prestar declaración.

La agresión fue presenciada por los vecinos. “Cuando pasé, había dos personas agrediendo al señor. Uno de ellos le dijo ¿Qué quieres, que te mate? Uno estaba en la puerta y el otro dentro. Y el señor gritaba ‘¡Llamen a la Policía!’ Yo pasé por delante y automáticamente lo primero que hice fue llamar a la Policía Local, y me dijeron que la Nacional estaba en camino”, explicó un testigo, que reconoce que no pudo ver a los agresores con claridad. Presuntamente, habían roto el cristal de la puerta con una piedra para poder entrar en el interior. Como el herido es discapacitado (se desplaza con un andador en las distancias cortas o en silla motorizada) no pudo presentar mucha resistencia. En todo caso, la Policía Nacional apareció casi inmediatamente.



Los vecinos denuncian la criminalidad relacionada con la droga que parece volver a la zona 




El sujeto fue trasladado al hospital con heridas incisas de arma blanca, por lo menos una de ellas en la cabeza, según las primeras informaciones, pero fue intervenido quirúrgicamente y permanece ingresado con pronóstico reservado. Fuentes consultadas apuntan a que la Policía Nacional realizó varias identificaciones en la zona, pero no llegó a practicar ningún arresto, aunque en el barrio se daba por seguro que habían sido cogidos “con las manos ensangrentadas”. Durante todo el día de ayer, la Policía Científica registró el domicilio y recogió pruebas de la agresión, además de precintar la ventana rota por los asaltantes. También se llevaron perros de la Unidad de Guías Caninos, lo que invita a pensar que la Policía Nacional buscó también estupefacientes en el escenario del crimen, aunque se ignora si consiguieron hacerse con una cantidad significativa de droga. En todo caso, ayer todavía podían verse gotas de sangre de la victima en el suelo de la calle, frente a la puerta.



Asesinato en octubre



Conviene recordar que al otro lado de la calle, a menos de cien metros de allí, el uno de octubre del año pasado se había descubierto el cadáver de un hombre de 50 años tirado en el suelo de su casa, acuchillado, varios días después de que hubiera tenido lugar el crimen. Presuntamente, el crimen habría estado relacionado con el tráfico de drogas y, días después, la Policía Nacional detuvo a un sospechoso en Oleiros, un consumidor habitual de estupefacientes.


La Policía Nacional todavía no ha detenido a ninguno de los dos sospechosos de acuchillamiento 




El asesinato causó conmoción porque, al revés que en este caso, no se conocía la presunta actividad del fallecido, aunque algunos vecinos si habían advertido el trasiego de individuos a horas intempestivas. Esta es una señal característica que suele revelar tráfico de drogas. En la calle Amapolas, por ejemplo, también comentaban los vecinos la gran cantidad de hombres “y mujeres” que entraban y salían constantemente de la zona, muchas veces protagonizando altercados y peleas que acaban en disputas y agresiones

Los vecinos están preocupados por este motivo. “Ahora el Barrio de las Flores está muy bien, muy tranquilo, y no queremos que vuelvan las drogas, pero cada vez se ve a gente más acabada entrando y saliendo”, explicó una vecina.




Expulsión de okupas


Es este estado de ánimo el que explica algunos comportamientos de los residentes del Barrio de Las Flores. Hace poco más de un año, en marzo de 2021, consiguieron expulsar a unos okupas a los que acusaban de trapichear con drogas. Llevaban allí un mes, y las quejas se habían ido acumulando: los vecinos denunciaban una serie de hurtos y de constantes ruidos que alteraban la tranquilidad de la plaza de los Fresnos.


Los vecinos, muchos de ellos preocupados por sus hijos, se habían ido haciendo notar cada vez más fuerza hasta que varios se plantaron delante del número cuatro de esa plaza y exigieron a los okupas que se fuera. La tensión subió tanto que fue necesaria la presencia de la Policía Nacional para evitar confrontaciones. Pero los vecinos finalmente consiguieron su objetivo y media docena de okupas abandonar la casa baja. l

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