Nuevos pleitos de la polémica y desafiante Mayor Fernández Pita en la ciudad

Nuevos pleitos de la polémica y desafiante Mayor Fernández Pita en la ciudad
Grabado de la Ciudad Alta y el barrio de Pescadería en 1589

Siguiendo con las entregas de los pleitos protagonizados por Mayor Fernández Pita, en la octava desvelamos dos nuevos casos curiosos relacionados con pipas de vino.



1620-1622. Enlegajo 29.223/4. Sobre pipa de vino


“Mayor Fernández Pita, viuda, vecina de esta ciudad. Pido cumplir justicia con Pedro de Sar, vecino del Valle de Barcia. Habrá tres meses vendí una pipa de vino en precio de 24 ducados, de ellos me resta diez. Le he pedido muchas veces los pague, no lo quiere hacer. Suplico le condene al pago con los daños y costas. Se despache mandamiento para que los pague. Pido y suplico que el susodicho jure y declare (..) si es verdad recibió de mí, la dicha pipa de vino, de porte de 262 azumbres y me resta debiendo los diez ducados (...)”.

A esta querella se dicta un auto a fin de que demuestre la deuda que tiene con Mayor Fernández Pita y se le da un plazo de tres días para que presente las pruebas que tenga sobre este pleito por impago Pedro de Sar. Este argumenta, por su parte: 



Fernández se querella por una deuda que Pedro de Sar alega que no tiene y el juez dice a las partes que se pongan de acuerdo 



“Franguio, en nombre de Pedro de Sar en el pleito con Mayor Fernández Pita y Juan Varela, su Procurador. En seguimiento de la notificación que me hizo de pedimento de la parte contraria y me allano y consiento de sentar cuentas con Mayor Fernández Pita, para que conste cómo mi parte fue obligada a pagar por ministro de esta Real Audiencia, los bienes de Mayor Fernández Pita, 58 reales, como consta de tres cartas de pago que hago demostración que jura en forma y mi parte pagó a Mayor Fernández Pita, en presencia de testigos para en pago de la deuda, 14 ducados y de cómo los pagó. Mi parte se ofrece a dar información bastante y la pipa de vino que le pide, no le debe ninguna cosa. Haciendo cuentas entre mi parte y la adversa, la susodicha debe a mi parte dinero. Pido y suplico mande, que la adversa venga con mi parte a cuentas, en razón de lo que se pide y el alcance que el uno y otro hicieron se provea y ejecute según derecho. Mi parte se halla a cuenta y la consiente y así debe ser absuelto”.

Estas son dos versiones diferentes, Mayor Fernández se querella por una deuda que Pedro de Sar alega que no tiene, de hecho el juez declara que las partes se pongan de acuerdo y que cada una de ellas nombre una persona para que haga la cuenta y en caso de no estar conformes se lleven al juez para comprobarlas. El documento lleva fecha de Coruña, 14 de febrero de 1622.



1623. Enlegajo 3.603.7/1.


Sobre pipas de vino


Cuando Mayor Fernández Pita hace esta denuncia ambas mujeres estaban viudas. La cuestión se centra en la calidad de las dos pipas de vino, ya que una de ellas difiere, María García, quien alega en su defensa que parte de una pipa de vino la tenía sin vender desde el mes de junio del año pasado y Mayor Fernández Pita le tenía embargada la casa en la cual vivía con sus hijos y era propiedad de su difunto marido. Estaba dispuesta a devolver el vino a costa del pago del porte a cargo de Mayor Fernández para que levantase el embargo sobre su casa.

En otro recurso, Pedro de Castro, en nombre de María García, apela que su parte tiene pagado el vino procedente de las dos pipas de vino, excepto “el que no se pudo vender, lo último por estar fermentado en la pipa que pasa dos palmos de una mano, por estar todo malo”.

El veredicto final ampara a Mayor Fernández Pita, aunque no en toda su reclamación, y condena a María García al pago de la deuda que tenía pendiente con Mayor Fernández Pita, pagando la primera pipa a razón de 24 maravedíes, azumbre de vino, y la segunda pipa a 16 maravedíes, descontado del importe total, y dando la sala un plazo de tres días para cumplir la sentencia.

En el pleito, por no saber firmar Mayor Fernández Pita, lo hace en su lugar y a petición de la misma su hijo Juan Bermúdez de Figueroa, alguacil que por entonces era de la Real Audiencia.

Esto nos indica muchas cosas acerca de esta fatigosa mujer, la cual, pese a sus problemas con la justicia y su entorno de la época, debido a su difícil carácter con sus semejantes, junto con su afán personal de sobresalir en todo aquello que se le antojaba difícil pero no imposible, hizo y deshizo a su antojo, pasando de todo lo que le rodeaba. Hoy la consideraríamos como problemática. Quizás fuese en su tiempo algo así como genio y figura de mujer. 

Nuevos pleitos de la polémica y desafiante Mayor Fernández Pita en la ciudad

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