Un fuego que se inició por causas todavía desconocidas calcinó el tercer piso del número cuatro de travesía de Cordonería, en su confluencia con al calle del Orzán. La alarma saltó alrededor de las seis de la tarde, cuando una llama reventó la claraboya el techo y arrojó una gran nube de humo al cielo coruñés. Inmediatamente, la centralita de Bomberos comenzó a recibir llamadas, entre treinta y cuarenta. Los servicios de emergencia enviaron tres camiones para sofocar el fuego, que consiguieron controlar antes de que dañara ninguna vivienda cercana. Tampoco hubo que lamentar daños materiales, pero si la muerte de dos mascotas, un perro y un gato, que perecieron por inhalación de humos.
La humareda generó alarma en toda la ciudad y los bomberos recibieron docenas de llamadas
Hay que señalar que los servicios de emergencia trataron de salvar a los animales, pero sin éxito. Los sanitarios del 061 que habían acudido al escenario de los hechos solicitaron a los bomberos un aparato de oxígeno especialmente adaptado para perros para tratar de salvarlo, pero después de intentar reanimarlo durante un buen rato, tuvieron que desistir.
En cuanto a su dueño, de nacionalidad británica, se encontraba fuera de la vivienda cuando se declaró el incendio y cuando llegó, se mostró bastante afectado por lo sucedido. No solo había perdido a sus animales de compañía, sino que también todas sus pertenencias habían sido destruidas. Los servicios médicos le asistieron y también se alertó a los servicios sociales.
En cuanto al incendio en sí, para cuando llegaron los bomberos, los agentes municipales ya habían evacuado a todos los residentes de las viviendas próximas, unas diez o doce personas. La principal preocupación de los servicios de extinción era que la estructura fuera de madera, dado que el fuego podría provocar rápidamente daños estructurales, pero resultó que solo lo era parcialmente. Además, también les favoreció que la llama rompiera la claraboya, puesto que rebajó la temperatura dentro del ático. Emplearon una autoescalera para llegar hasta el tercer piso y desde allí comenzaron a atacar el fuego con una manguera de 45 metros.
Se necesitaron más de cinco mil litros de agua, tres camiones y nueve bomberos para conseguirlo, pero finalmente se apagaron las llamas aunque, para entonces, toda la vivienda estaba calcinada. Los bomberos estuvieron controlando la evolución del fuego hasta las ocho de la tarde, cuando se retiraron de nuevo al parque de A Grela. Sin embargo, dado que se trata de un edificio viejo y con una estructura parcialmente de madera, acudieron a revisaron varias veces.