Mediodía en Lois, uno de los lugares del núcleo urbano de Oza, donde se localiza la casa consistorial, a sólo un par de kilómetros de Bragade, la capital municipal de Cesuras. Ni Pablo González ni Julián Lucas se han acostumbrado al tsunami mediático provocado por el anuncio del presidente de la Xunta durante el último debate en O Hórreo. En cualquier caso, los dos, que presumen de ser pioneros, también pueden presumir de puntualidad. Hablan de la fusión, aunque a ellos, sobre todo a González, les convence más el término \“matrimonio\”. Una unión aún en ciernes, pero a todas luces bien avenida, entre Oza y Cesuras.
—¿Cómo llevan que toda España hable de Oza y Cesuras?
—Pablo González (alcalde de Oza) Estamos convencidos de que esta fusión va a mejorar la vida de nuestros vecinos, y eso nos llena de ilusión. Tanto Julián (Lucas) como yo podíamos quedarnos tan tranquilos en nuestros despachos, y si llovía, esperar a que escampara… Pero decidimos dar este paso porque sabemos que es lo mejor para Cesuras y para Oza, y porque el pueblo nos eligió para ofrecer soluciones, no para mirar la vida pasar desde dos municipios del interior de A Coruña.
— Los vecinos afirman que se enteraron por la prensa, tanto los de Cesuras como los de Oza. ¿No les parece que las cosas se podían haber hecho de otra manera, sin secretismos?
—P.G. El primero que tenía que conocer nuestra decisión era el presidente de la Xunta, que es el órgano con competencia para decidir sobre una posible fusión. Una vez dado el paso –ahora– empieza nuestra labor de información y comunicación con los vecinos. Por otro lado, tanto Julián como yo estamos a disposición de los ciudadanos en nuestros ayuntamientos, en Oza y en Cesuras.
—Hablan de una campaña informativa ¿Hay un calendario para llegar a las doce parroquias de Oza y las trece de Cesuras?
—Julián Lucas (alcalde de Cesuras) Hemos enviado una carta a todos los domicilios y se acaba de celebrar un pleno, a petición de los grupos de la oposición, donde se les explicó la situación, el proceso que se debe seguir y el punto en el que nos encontramos, que es el de partida, tal y como han señalado desde la Diputación y la Xunta.
—Se ha especulado mucho y, sobre todo, se ha cuestionado el papel de Cesuras. ¿Por qué se la considera la \“derrotada\” de esta fusión, señor Lucas?
J.L. Es precisamente lo contrario. Cesuras gana. Nosotros no tenemos población, ni industria… ni siquiera comercio. ¿Perder? Cesuras ya no puede perder más, porque estamos bajo mínimos. Lo que vamos a hacer es aprovechar el empuje que nos pueda dar Oza y, sobre todo, los beneficios que conlleva el hecho de ser los pioneros, teniendo en cuenta que tanto la Xunta como la Diputación han asegurado que incentivarán a los primeros. Es el momento y debemos aprovecharlo. Después sería demasiado tarde para Cesuras.
—¿Puede ser que se la considera la \“vencida\“ de la fusión porque es la que corre más riesgo de perder su identidad, ya que podría acabar siendo una parroquia más de Oza?
—P.G. Nadie va a perder su identidad. Estamos hablando de unir, no de separar. De hecho, son muchos los matrimonios entre vecinos de ambos municipios. ¿Los hijos de esas parejas perdieron alguna identidad? Creo que no.
—J.L. Si yo tuviera la más mínima sospecha de que Cesuras perdía, no seguiría adelante. Nosotros estamos hablando de tú a tú, dos municipios pequeños que se quieren unir para convertirse en solo uno de 5.000 habitantes.
—Cuando se aborda el tema de la identidad, y aunque pueda parecer una cuestión trivial, a muchos vecinos les preocupa el nombre. ¿Ya saben cómo se va a llamar el resultante de la fusión entre Oza y Cesuras?
P.G. Estamos abiertos a estudiar todas las propuestas, pero siempre manteniendo la identidad de los dos ayuntamientos.
—E incluso se podría mantener los dos nombres actuales.
—J.L. Sí, es una posibilidad.
—El presidente Feijóo habló de \“ayudas\” a los municipios que planteen fusionarse de forma voluntaria. ¿Les ha concretado en qué van a consistir esas ayudas? ¿Qué ganan siendo los primeros en toda Galicia?
—P.G. Cuando no hay dinero, es imposible mantener un centro de día, una guardería o una residencia, y más aún con 2.000 o 3.000 habitantes. En este nuevo escenario, todo eso es factible.
—J.L. Es más, la guardería está ahí. Y el centro de día, lo estará.
Julián Lucas-\“Si yo tuviera la más mínima sospecha de que Cesuras perdía, no seguiría adelante\”
—¿Para el centro de día, ya tiene ubicación? ¿Ha hablado con la Consellería de Benestar?
—J.L. Todo a su tiempo. La guardería ya está \“ubicada\” y el centro de día irá en las inmediaciones. La idea es enlazar y, al tiempo, servir a los dos.
—¿Pero disponen de suelo municipal los dos ayuntamientos para infraestructuras?
—J.L. Tenemos planificado donde queremos hacerlo.
—¿Qué aporta Oza, aparte de ese desembarco de Begano, y qué aporta Cesuras?
—P.G. Cesuras y Oza dos Ríos aportan lo mismo: personas.
—J.L. Mire, nosotros tenemos menos industria, y a lo mejor menos servicios, pero tenemos personas, y eso es tanto o más importante que todo lo demás.
—Tiene más superficie…
—J.L. (Ríe) Es verdad.
—El protocolo con Coca Cola establece que se primará el empleo de los vecinos de Oza dos Ríos. ¿Sería válido ese acuerdo también para Cesuras?
—P.G. Vamos a intentar crear un concello de referencia en la comarca, un municipio fuerte que va a contar con una industria también fuerte, pero tanto para Oza como para Cesuras, para la que también tenemos proyectos. Esta fusión los dotará de fortaleza y permitirá nuevos compromisos, a ambos. Por supuesto, priorizaremos la creación de empleo.
—¿Pero sería necesario firmar otro acuerdo con Begano?
—P.G. No. El convenio urbanístico del primer concello pasa al segundo, ya que se superponen. Los nuevos contratos que se generen dentro del suelo industrial, donde ponía \“personal de Oza\” ahora pone \“ese nuevo concello\”.
—¿Cuándo empiezan las negociaciones? ¿Son ustedes los que dan el paso, o la propuesta llega desde la Xunta?
—J.L. Empezamos a hablar hace tiempo, no de fusión, pero sí de compartir servicios, porque para uno solo se nos hacía muy cuesta arriba, casi insostenible. Por otro lado, la presión de Europa, de los distintos estados y, por qué no, también de los medios.