Un poliedro de ocho caras

Un poliedro de ocho caras
Criado no ha expuesto nunca la pieza en una muestra pedro puig

Pintura retrato de felipe criado

De momento no se lo ofreció a nadie pero este Isaac Díaz Pardo de 130 por 89 centímetros impacta desde el primer vistazo. Por sus dimensiones cuando la cabeza tiene en realidad el tamaño de una cabeza y media pero, sobre todo, por la expresión del intelectual fallecido. Felipe Criado fue trazando el retrato poco a poco. Lo sacó de los apuntes que un día sí y otro también fue guardando en servilletas. Las que servían en el comedor de O Castro cuando tocaba hacer doble sesión de trabajo.

Cuenta el pintor que ha compartido muchas comidas con el galleguista en el corazón de la cerámica, donde trabajaba diseñando sobre una loza que ya forma parte de la identidad de Galicia. Aporta datos de su ADN.

De esta manera, el creador apuntaba en hojas los rasgos de un emprendedor que pasó la mayor parte de su vida repensando Galicia. Allí entre las primeras y las últimas piezas de la fábrica, Díaz Pardo estaba como en casa. De ahí, la tranquilidad de saber dónde estaba su sitio. Y es por eso que el cuadro impacta. Por el dominio del espacio que denota el genio en su expresión.

Después está la simbología, que sostiene entre los dedos. Un poliedro octogonal que Criado añadió a la composición para reforzar el mensaje. Que va hasta una personalidad con múltiples caras por la infinidad de facetas que desarrolló. Desde pinturas de personas de ojos grandes a la edición de libros y la producción de cerámica, siempre impregnada de compromiso. Sin más pretensiones que las de un hombre que pensó en país por encima de todo.

Para ello, el artista utilizó la técnica mixta para expandir sobre un lienzo de lino Velázquez todo su saber estar. En cualquier escenario. Y por encima de los protocolos, que lo hacen todo más plástico y artificial. Él nunca entendió de reglas. Pero sí de generosidad. Así es como aparecen unas manos grandes, más bien, sobredimensionadas.

Además, cuenta Criado el poliedro es transparente como transparente era Isaac, una persona que no era capaz de esconder nada en el bolsillo de su chaqueta. En un cuadro donde está rodeado de formas que recuerdan a Sargadelos. Son motivos abstractos que guardan cierto parecido a los adornos con los que se funden las vajillas y las figuras. En tonos grises y azules. Y bajo un gesto de serenidad. Como el que hace muy bien los deberes.

Un poliedro de ocho caras

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