“Se quiere cargar a nuestra espalda parte de la labor de la administración”

“Se quiere  cargar a nuestra espalda parte  de la labor de la administración”
el director de cáritas en a coruña, vicente iglesias, en el local de la interparroquial en la plaza de recife patricia g. fraga

Cáritas presentó hace quince días su memoria 2011, en la que se revelaba un aumento importante de los demandantes de ayuda. Los que, como Vicente Iglesias, viven de cerca el trabajo de la organización, hacen una llamada de atención sobre el daño que está haciendo la crisis.

¿Qué conclusión extrae de la memoria de Cáritas España?

Los datos revelan lo que ya suponíamos en función de lo que podemos ver a diario. Desde 2007 hasta 2011, los demandantes de ayuda se han multiplicado de 300.000 a 1,5 millones en España. Lo que no sabría cuantificar es si el número de euros, la cantidad prestada, se ha multiplicado también. Pero estoy seguro de que los ingresos no han crecido en esa proporción.

el cambio de perfil de los demandantes de ayuda revela que la crisis se está haciendo crónica

¿Y en el caso de A Coruña?

En este caso, el Ayuntamiento se está portando muy bien con las entidades sociales y es algo que hay que resaltar, porque en momentos de agobio que tengas un balón de oxígeno para la atención del día a día supone un apoyo extraordinario. Aunque, por otro lado, hemos perdido apoyos, como el de la Consellería de Traballo que –por recortes palpables– ha reducido los cursos de nuestro centro de formación de cinco a uno. Lo mismo ha pasado con la Dirección Xeral de Emigración, que nos ha retirado la ayuda de los pisos de acogida para inmigrantes.

El cambio de perfil de demandante de ayuda es lo que más se está notando, ¿no es así?

Sí, es algo muy significativo. El perfil más habitual eran chabolistas, inmigrantes, o transeúntes (vagabundos). Este grupo, que no disminuye, se ve ahora muy incrementado con personas de clase media –podríamos decir amigos nuestros– que estudiaron, que consiguieron un empleo, crearon una familia, contrataron una hipoteca y ahora se encuentran con que no pueden hacer frente a los gastos por la crisis. Precisamente, el último caso que tuve hoy fue el de un hombre de unos 40 años que venía a pedir vales de la Cocina Económica para llevar comida a su familia... Eso antes no existía.

hay personas recuperables para la sociedad que pueden acabar revolviendo en las papeleras

¿Les preocupa este cambio?

Mucho. Mientras que no haya reactivación de empleo, estas personas no tendrán posibilidad de mejora. Pueden acabar con problemas de pareja y la crisis la van a sufrir sus hijos, que tarde o temprano se van a ver estigmatizados. Eso nos preocupa, porque serían recuperables para la sociedad, pero pueden acabar al revés, revolviendo en las papeleras. Y esto revela que la crisis ya es crónica y que cada vez hay más parados de larga duración. Por ejemplo, en el último trimestre (julio, agosto, septiembre) atendimos en la Interparroquial a 1.040 personas, de las que 800 no reciben ningún tipo de subsidio, ya sea de desempleo o la Risga. Viven de la mendicidad. Eso debería hacer reflexionar a las administraciones para que aceleren la concesión de la renta de reinserción lo máximo posible y para que sigan manteniendo las ayudas actuales, porque es la única forma de evitar que la gente tenga que salir a pedir.

Entonces, ¿está de acuerdo con las voces que dicen que las entidades benéficas están supliendo a la administración en cuestión de servicios sociales?

Efectivamente. Nosotros hacemos una labor que, si todo funcionara idílicamente, no tendríamos que hacerla. La tarea de Cáritas es de sensibilización, de denuncia de injusticias –sea aquí o en el Tercer Mundo– y atender a aquellos que no encuentran ningún cauce para acudir a la administración por motivos muy concretos (porque no están empadronados, por ejemplo). Pero ahora nos encontramos con que se nos quiere cargar a nuestras espaldas parte de la atención social que debería estar resuelta en un país que tiene, o que tuvo, una cierta capacidad de respuesta. Parece ser que no es suficiente y vemos que si no fuese por organizaciones de la iglesia y otro tipo de asociaciones, que están haciendo una labor encomiable, iba a ser mucho peor.

De todos los servicios que prestan, ¿cuál ha registrado un mayor aumento de la demanda?

Con diferencia, el de atención básica, porque es como la puerta de entrada de Cáritas. En los tres primeros trimestres del año hemos tenido más de 3.500 atenciones. El dinero es más o menos el que veníamos dando otro años, para el alquiler, gastos de luz o agua, material escolar y alimentos. También repartimos vales de comidas e, incluso en algunos casos, pagamos arreglos de gafas. También estamos teniendo bastante demanda para el pago de medicamentos...

¿Se nota mucho el copago?

Todavía es pronto para hacer un balance, porque lleva poco tiempo en marcha, pero a finales de año podremos hacerlo. Aunque estamos seguros de que quienes lo van a notar mucho son los usuarios habituales de Cáritas que necesitan una medicación continuada.

¿Todavía hay recelo de algunas personas para pedir ayuda?

Yo no podría opinar de los que no acuden a nosotros. Pero con la crisis cada vez hay más gente que tiene la valentía de confesarse con nuestras trabajadoras sociales y nuestros voluntarios y debemos escucharlos en plano de igualdad, para acompañarlos, asesorarlos y ayudarlos e, incluso, hacerles un seguimiento.

¿Este aumento de los usuarios se ve compensado por un aumento de voluntariado?

Lo cierto es que sí. En los 36 centros parroquiales que tenemos en A Coruña se ha notado cierta reposición de jóvenes con ansias de darle un impulso. Y este tipo de voluntariado, aunque lo sigue soportando gente que lleva mucho tiempo en la Iglesia, también se va completando con caras nuevas. En la Interparroquial tenemos más personal contratado, porque se prestan servicios muy específicos. Ahora bien, también contamos con voluntarios en el centro de formación Violetas. Dicho esto, las puertas están abiertas para las personas que dispongan de algún tiempo y lo quieran compartir con nosotros por los más necesitados.

“Se quiere cargar a nuestra espalda parte de la labor de la administración”

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