Seguro que el grupete de exmilitares envalentonados que competían en un chat por ver quién soltaba la barbaridad más grande no se esperaba acabar investigado por la Fiscalía de Madrid. Pero eso es lo que pasa cuando se habla de fusilar a 26 millones de personas o se alude a un pronunciamiento militar. Y precisamente ellos ya deberían saber, acostumbrados como estaban a las normas, que hay ciertas líneas que cuando se cruzan pueden acabar en un castigo. Lo malo de todo esto es que aprendan a esconder mejor sus intenciones y nos pillen desprevenidos. FOTO: la ministra de defensa fue muy crítica con el chat | aec