Han pasado diez años desde que fue aprobada la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. Una ley que nació con el apoyo y el consenso de todo el arco parlamentario y entre cuyos principales objetivos estaban el de proteger a las víctimas de malos tratos, perseguir a los maltratadores, prevenir y erradicar este tipo de violencia y convertirla en un punto de atención social. Diez años han pasado como decía, y tras la celebración el pasado 25 de noviembre del Día Internacional contra la Violencia de Género no está de más hacer un balance de lo que ha supuesto una ley que todos coinciden en señalar como un punto de inflexión en la lucha contra el maltrato.
Las cifras arrojan un panorama duro y desolador. En estos diez años han fallecido 614 mujeres a manos de sus parejas o exparejas, 45 de ellas en lo que llevamos de año. Más de un millón han interpuesto también una denuncia y eso que las estadísticas hablan de que el 80% de las mujeres que sufren maltrato físico o psicológico no lo denuncian nunca. Sin embargo no se ha estado de brazos cruzados. Al amparo de esta ley en 2005 se crearon los juzgados de Violencia sobre la Mujer, una Delegación del Gobierno específica, un Observatorio Nacional y unidades especializadas policiales además de la creación de la figura del fiscal contra la violencia de género. Esto es solo una muestra de una batería de medidas que se pusieron en marcha gracias a esta ley. Pero aunque nadie duda de su importancia, muchos son los que señalan que no se han logrado con ella todos los objetivos iniciales y cabría valorar si es el momento de una nueva ley.
Y aunque es indudable que siempre es posible avanzar en la legislación no hay que perder de vista cual es el objetivo final a perseguir y este no es otro que erradicar la violencia y el maltrato. La educación en valores de igualdad en la infancia y juventud se señala como uno de los principales puntos en los que trabajar para luchar contra esta lacra. Por eso es de agradecer campañas como las realizadas por varios ayuntamiento en las que se ha puesto el acento sobre la importancia de inculcar estos valores desde los primeros años, trabajando con los centros de educación primaria y los institutos. Un trabajo que quizás no sea vistoso, pero que resulta fundamental de cara al futuro.