El arte de prohibir las protestas

Ahora que andamos a vueltas con la necesidad o no de que España esté todavía bajo el estado de alarma, la realidad es que esta situación le da algunas ventajas a los responsables gubernamentales. Por ejemplo, hay quien asegura que desde Moncloa se han mandado instrucciones a las delegaciones del Gobierno para que se prohíban las manifestaciones. La excusa sería que en las concentraciones sería imposible garantizar la distancia de seguridad entre los asistentes. Un planteamiento hasta cierto punto bastante razonable, desde luego, es difícil imaginarse una manifestación en la que los que protestan guarden las filas con disciplina marcial. Sin embargo, al amparo de esta necesidad de protección se ha prohibido una marcha en coche por el centro de Madrid que pretendía pedir la dimisión del Gobierno sobre ruedas. En este caso la distancia social está garantizada, pero, aun así, no hubo protesta.

El arte de prohibir las protestas

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