Lo han llamado proceso independentista, separatista, segregacionista etcétera. Lo han tachado de secesión, traición y sublevación; pero no han dicho la verdad.
El asunto catalán es una revolución (se lo dije hace tiempo: los catalanes no quieren rey), y como revolución (sin armas, pacífica, y de momento incruenta), el único camino es saltarse la ley a la torera. Como todas.
Los políticos revolucionarios catalanes saben a qué se exponen, saben que no hay revoluciones sin caídos; y Artur Mas prefiere ir a la cárcel por eso, y no por el 3%.
El rey Felipe VI, Mariano Rajoy y todo cristo con dos dedos de frente también lo saben. El rey y Rajoy están de acuerdo en la estrategia a seguir, y ninguno ha tenido bemoles suficientes y plantear un referéndum al caso.
Pero si interviene cualquier fuerza con armas para detener a alguien, y sofocar la revolución catalana, ese pasaría de demócrata a dictador. Una constitución no puede ser un arma.