QUE MEDITEN

No sé si los protagonistas de esta tragicomedia se han parado a meditar sobre lo que nos jugamos. Todos saben que por los caminos elegidos no vamos a ninguna parte y que la repetición de las elecciones sería un hecho desastroso e inútil. Desastroso por las consecuencias políticas, sociales y económicas para el país. Inútil porque el resultado de las nuevas elecciones no nos sacaría del atasco, ya que hay un montón de probabilidades de que los resultados no difiriesen del 20-D. El sentido común dice que lo probable es que el PP se hundiera por la tempestad corruptiva de estos meses. Y que tal vez PSOE y Podemos se movieran un poquito hacia arriba. Pero nada suficiente para cambiar el actual panorama. Ellos lo tienen que saber y, sin embargo, persisten en su inmovilismo. Estos vaticinios pueden errar un poquito, pero nunca tanto como para propiciar un panorama distinto al que sufrimos en estos días.
Y mientras tanto la vida pasa sin que se nos permita ponerle la atención debida. Como mucho, nos ocupamos de la corrupción del PP, pero sobre todo por sus repercusiones políticas. O le hacemos caso a la puesta en libertad de Otegi, pero sin pasarnos. Pero nos tienen desfondados para lo demás. El mejor ejemplo es el drama de los refugiados y el trato infernal que les ofrece Europa, crisis que es la más profunda de los últimos decenios y que desmiente lo que habíamos concebido desde los tiempos de los padres fundadores de los mecanismos europeos de unidad.

QUE MEDITEN

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