EL ACUERDO SÍ ES POSIBLE

Los dos grandes sindicatos de la izquierda,  UGT y Comisiones Obreras, han dejado al Partido Socialista –perdón– con el trasero al aire. Han evidenciado que con el Gobierno del Partido Popular sí se puede llegar a  convenios relevantes. Que con Mariano Rajoy y su equipo se puede ir a coger agua y mucho más.
Lo han demostrado con el acuerdo del que podrán beneficiarse casi medio millón parados de larga duración que cumplan determinadas condiciones. Un acuerdo de amplio espectro, ligado a la formación del beneficiario,  que han suscrito también las grandes patronales  y en cuya cumplimentación tendrán parte importante las comunidades autónomas.
Desde  el ámbito sindical hay quien ha dicho que se trata de un primer paso para seguir avanzando en el diálogo social. Pero más allá de su contenido, en otros círculos se ha destacado también la constructiva actitud mostrada por los distintos agentes implicados en el mismo.
Casi medio año de negociación para que el programa, finalmente, pudiera ser aprobado por la vía del consenso.
Y actitud que al tiempo contrasta con la mantenida por el Partido Socialista, que no ha tenido para el acuerdo en cuestión más que descalificaciones: “mezquino, electoralista y cicatero”. Una reacción, por cierto, muy en línea con la más que crispada política de oposición que en todos los ámbitos está llevando a cabo.
Parecen desquiciados. Se puede, por supuesto, discrepar en todo. Pero lo que parece fuera de lugar son las palabras gruesas casi por sistema. Sin haberle dejado tomar asiento, al nuevo ministro de Sanidad lo llamaron “verdugo”; al titular de Interior, “el más represor de la historia democrática”, amén de meterse sistemáticamente con su vida privada; y al de Educación no le admiten ni que dos y dos sean cuatro.
Aunque se les llene la boca de diálogo, lo cierto es que el Partido Socialista no se presta a acuerdo alguno.  Ellos mismos lo dicen sin rodeos:   “con el Partido Popular, ni a por agua”.
No sé si con esta su agresiva dialéctica el PSOE marcará territorio por su izquierda. Pero muy mucho me temo que así no ganará por otros costados demasiados votos. ¿Propuestas? Pocas y mutables. Dudo que sólo para llamarle de todo al presidente le resulten rentables al secretario general, Pedro Sánchez, las sesiones de control al Gobierno.
Se me ocurre que tal vez sean aplicables al respecto las palabras del ministro italiano de Economía y Finanzas, Pier Carlo Padoan, cuando el otro día comentó que la huelga general allí habida era la señal ·de que “vamos en la dirección correcta”. Lo cual –pienso– es una manera fina de decir aquello de “ladran, luego cabalgamos”.

EL ACUERDO SÍ ES POSIBLE

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