El retrato de En Marea

ANA Pontón, el rostro humano del Beneguai, defiende una Galicia, Mellor sen Touradas, pero sabe bien de qué va eso de la tauromaquia. No le queda más remedio, Sarria, su pueblo natal, es uno de los lugares de Galicia donde la fiesta nacional –nacional de España, ¡eh!, no de la nazón de Breogán– tiene más arraigo. Utilizando a Luis Bará de subalterno, puso el capote para probar la embestida de En Marea, originariamente un espacio multicultural hispano-galaico y ahora sabe Dios qué, y ¡qué nobleza! parecían auténticos miuras. Se trataba de votar en el Parlamento sobre la situación de Cataluña, condenar el recorte de libertades y exigir la retirada del 155 y cuatro diputados mareantes abandonaron la Cámara para no tener que retratarse. Fueron Antón Sánchez, el golfiño irmandiño, a quien acompañó su colega en la fe del irmandiño maior, David Rodríguez; la lucense Paula Vázquez Verao, militante Cerna, la panda de amigos de Mario López Rico; y la ourensana Ánxeles Cuña, independiente cercana a Esquerda Unida. Ejemplar fraternidad la de la xente do común.

El retrato de En Marea

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