A Khun Apichet, un tailandés de 40 años, cuando le preguntaban de niño qué quería ser de mayor, respondía que bombero. A lo mejor contestaba otra cosa, pero ha acabado siendo bombero. Hace unos días dio una charla informativa a unos escolares, pero en vez de hablarles sobre el fuego, les explicó lo peligrosas que pueden ser las serpientes. Para dar verosimilitud a sus enseñanzas se valió de una pitón. Cuanto mejor le hubiese sido verse envuelto en un lume. La serpe no se lo comió de milagro; tuvo que intervenir un compañero, porque atrapado en el abrazo del ofidio ya casi ni respiraba. Los alumnos, lógicamente, estaban muertos de risa.