Una pacto bien caro

EL pacto de los botellines, el que firmaron Pablo, antes Pablo Manuel, “Viva la Gente” Iglesias y Garzón, no Baltasar, sino el tal Alberto, para formar Ni Unidos Podemos, que del sorpasso pasó al tortaso, le costó un pastón al Estado. Ambos estaban dispuestos a demostrar sus habilidades en los trabajos manuales y decidieron montar un timbre para llamar a las puertas del cielo, pero o han visto pocos episodios de “Bricomanía” o son unos manazas, porque la cosa salió rematadamente mal y por más de 6,2 millones de euros. Seis meses antes, en las elecciones de diciembre de 2015, el gasto había sido un 17% más bajo –casi un millon de euros menos–. Pues menos mal que Podemos e Izquierda Unida habían sido los abanderados de la idea de recortar gastos en las segunda elecciones, porque si no... Por cierto, el resto de los partidos sí que los redujeron. En los próximos comicios tal vez les pueda hacer una donación el novel especulador inmobiliario Ramón Espinar, siempre que no se haya gastado la plusvalía del piso en mariscadas barateiras.

Una pacto bien caro

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