FUTBOLERÍAS

Pues esto del fútbol se convierte en tribuna de lanzamiento político. Al cambio disfrutar un mitin sin pagar gastos. Un ágora providencial a cuya tribuna se incorporan unos y otros, sean de generaciones talluditas o de nuevo cuño, prestas a trepar el mástil del poder. Paradojas del mundo en su rodar que altera y cambia las funciones fundacionales de amenidad, diversión, entretenimiento. 
Lucha entre equipos adversarios por conseguir la victoria del campeonato o evitar el descenso de categoría. Los campos balompédicos por su aforo y capacidad de convocatoria se han convertido en plataformas de lanzamiento hacia ideologías seductoras, sólidas y apetecibles. Ya no sólo valen como esquina de cita
para “enemigos” locales, autonómicos, nacionales y extrajeros, sino que se aprovechan para contradecirse y sacar pecho y chulería a quienes caminan por la vida con aire despistado pero sabiendo muy bien adonde van.
Valga como muestra Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid, que en su día había jurado y perjurado que jamás acudiría a los palcos presidenciales del Bernabeu o del Vicente Calderón… Ahora se desdijo y en ocasión del encuentro entre el Real Madrid y el París Saint- Germain, posiblemente para acompañar a su homóloga de la capital francesa, Anne Hidalgo, no dudó un segundo en pisar la odiada moqueta blanca.
Y es que las palabras dichas no pueden recuperarse. Hay que aguantar con ellas y sufrir las consecuencias. Como los colectivos independentistas catalanes repartiendo 30.000 esteladas en las inmediaciones del Camp Nou, pese a la sanción impuesta por la UEFA. Nuestro refranero dice que sarna con gusto no pica, sin embargo asegura también que mortifica. ¿Irá el club azulgrana tras los 40.000 euros de multa de la final contra el Bayer, o sucederán nuevos castigos crematísticos- la pela es la pela- a los que añadir la amenaza de cierre parcial o total del coliseo para próximos encuentros de competiciones europeas?

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