LA CHISPA

La vida está muy revuelta. Es un enorme tanque de gasolina con varios agujeros que lleva demasiado tiempo vertiendo. Y solo falta una chispa que haga explotar todo.

Lo de ayer en la calle del Padre Feijoo –que hasta el callejero juega a los iconos– es una mecha encendida con todos los ingredientes para arder sin remisión.

No hay ley que nos haga entender que se pueda dejar en la calle a una mujer de 85 años. Y si la hay, está mal hecha. Y si está mal hecha, que la rehagan, que para eso están.

No hay argumento que justifique que dos concejales salgan apaleados. Son representantes elegidos por los coruñeses y cada palo recibido por ellos es un golpe en las costillas de miles de vecinos.

No hay reglamento que obligue a un bombero a cortar un candado para, en lugar de salvar una vida, arruinarla sin remedio.

No hay dedo índice que expulse a Eva de su paraíso, ni dedo corazón que ofenda más que otro.

No hay derecho. Vivimos sobre un polvorín. Aquí no se fuma más. No la vayamos a liar.

LA CHISPA

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