Circula por la red la canción “Señor presidente”, una de las últimas composiciones del gran Luis Aguilé, incluida como novedad en un álbun recopilatorio del cantautor hispano-argentino.
La letra de esta canción contiene todo un programa para el difícil arte de gobernar. “Yo soy un ciudadano común y corriente, solo tengo un voto que usted me ha pedido y se lo he otorgado esperando que llegue ese día en que vea cumplido al pie de la letra lo que ha prometido... Y ahora le pido que mi humilde voto no caiga en el olvido...”.
Además del cumplimiento de las promesas, el ciudadano Aguilé exige al señor presidente que acabe con la inseguridad en las calles y con la corrupción de los políticos: “Vamos a esperar de usted que a la cárcel irán los que deben pagar todas sus corrupciones...”. En este sentido es muy expresivo el estribillo: “Que se imponga la ley, no queremos perder nuestra forma de ser, somos gente de paz. Que no tenga ocasión de ganar el ladrón”.
Dicen los exégetas de Luis Aguilé que “Señor presidente” fue escrita –y tiene validez– pensando en los gobernantes y en los políticos de todo el mundo. Es una canción con sentimiento, que fue interpretada por su autor con pasión y contiene verdades tan profundas que mandatarios de algunos países la han prohibido y el establishment de otros no ve con buenos ojos que suene en los medios audiovisuales. Por algo muchos internautas señalan que hasta podría convertirse en el himno oficioso de los indignados. De hecho, se identifican con ella ciudadanos indignados de muchos países.
Otra canción muy socorrida por los internautas es “Habla pueblo habla... habla sin temor, no dejes que nadie apague tu voz, habla y no permitas que roben tu palabra”, una melodía que se escuchó con emoción en la fiesta democrática de las primeras elecciones del 15 de junio de 1977 y aún hoy emociona a todos los que, después de una larga dictadura, recuperamos la libertad liberándonos de un régimen que para millones de españoles era el único que habían conocido.
“Señor presidente” y “Habla pueblo habla” deberían sonar como himnos oficiosos de todos los partidos en esta campaña electoral para recordar a los candidatos que deben ser comedidos en sus discursos y para recordar a todos aquellos tentados por el “voto silencioso” de la abstención que “si quieres afirmar tu voluntad decidiendo tu destino con la fuerza de tu voz, si tienes aliento para hablar... habla, pueblo, habla, ¿quién puede obligarte a callar?”.