El engorro de la gente

Es cierto que las trescientas y pico propuestas con que el PSOE pretende allegar los apoyos necesarios para la investidura de Sánchez no son otra cosa que su programa para unas nuevas elecciones, pero también lo es que es el único partido que propone algo. Un poco de morro, de jeta, sí que le echan los socialistas al invitar a los de los otros partidos a que les voten a ellos, que no otra cosa es pedirles la aceptación incondicional de su gobierno monocolor, pero en su descargo cabría volver a lo mismo, a que, con morro y todo, el PSOE es el único que idea algo, que emite alguna señal de vida en el actual cementerio de la política española.

Ahora bien; el reconocimiento de esa pequeña contraprestación al dinero público que recibe, ora como partido, ora por los emolumentos de sus cargos, no alcanza a ocultar del todo la sutil perversión democrática que encubre, pues ese programa no aspira, en principio, a seducir a los ciudadanos el día de las urnas, sino a los colegas, a los partidos, aprovechando su fundado temor a que podría irles fatal en otra repetición de los comicios. La perversión, pues, radica en que cada vez se soslaya más, desde el mundo profesional de la política, la voluntad soberana de la ciudadanía, trasladando la designación de los gobiernos a la esfera cerrada, privilegiada, de los partidos.

Sánchez, pues, se presenta candidato no a unas elecciones generales, o no de momento, sino a otras cuyos electores, las direcciones de los otros partidos, no participan exactamente de las mismas expectativas, fatigas y necesidades de los ciudadanos. En todo caso, elecciones hay convocadas ya, o la una o las otras, en circuito cerrado o en abierto a todos los españoles mayores de 18 años, y en ese carácter abrumadoramente electoralista de la política española, de mucho ruido y pocas nueces, de mucha campaña y pocas ganas de trabajar de veras para el progreso y el bienestar de la nación, se halla la explicación del poco progreso y del cada vez más disminuido bienestar de la misma.

Pedro Sánchez no es que quiera ir a elecciones, sino que las ha convocado ya. Y a dos vueltas. En la primera, en el Congreso, pediría a UP, al PNV, a ERC, a Compromís y demás que voten al PSOE, y si no sale y no queda otro remedio, en la segunda, venciendo la molicie, a la gente, aunque día llegará en que se prescinda de ésta, si es que no ha llegado ya.

El engorro de la gente

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