LA FIRMA

Natalia Gutman ha estado en La Coruña invitada por la OSG. A pesar de su edad, ha actuado viernes y sábado con dos obras de gran dificultad: el “Concierto para violoncello y orquesta Nº 1”, de Saint-Säens y las “Variaciones sobre un tema rococó”, de Tchaikovsky.
Natalia es una profesional que ha dedicado su vida a la música, tanto interpretando como impartiendo clases de cello y, por este motivo, escuchamos con más atención su forma de entender estas partituras, poniendo su Gottfriller al servicio de un sonido particular, natural, diferente a otros escuchados previamente.
Su interpretación fue pausada, tranquila, sin estridencias y sin concesiones a la galería o a las modas: como el buen vino en barrica de madera. No cedió espacio a innecesarias correrías por el mástil o filigranas churriguerescas de orfebrería fuera de contexto: diametralmente opuesta a otras formas de tocar más livianas a las que los tiempos actuales nos tienen acostumbrados y que con constantes reminiscencias propias de lo ligero y perecedero invaden nuestros oídos más habitualmente de lo necesario. Sí, el paso del tiempo ha influido en Gutman, pero de forma indefectiblemente positiva. En la balanza de su haber interpretativo está grabada esa evolución, y muestra de ello fue su interpretación en Palacio.
Si definió la temática del “Concierto” de Saint-Säens, mostrando una y otra vez su ecuánime control sobre las ideas, las “Variaciones” de Tchaikovsky todavía estuvieron un peldaño por encima. Esta obra pertenece ya a la memoria colectiva, no obstante Natalia Gutman consiguió recrearla con una visión ciertamente concisa y limpia, tanto en carácter como en estilo y sonido.
Para Slobodeniouk, este fue uno de los conciertos en los que con mayor claridad quedó patente la magnitud de su batuta, tanto acompañando como dirigiendo las otras dos obras: “Rituales y sortilegios”, de Federico Mosquera, y “Sinfonía Nº 2” de Prokofiev.
La obra de Mosquera se mostró sugerente, con gran riqueza tímbrica y, por momentos, profunda. Federico es un profesional con un futuro indudable.
En música, como siempre, volvemos la vista atrás para poder entender con más claridad el presente.

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