El dedo del sobrinísimo vale por todas las urnas

ARANGÜENA, no Ramón, el que le preguntaba a todo el mundo por su agria polémica con Iñaki Gabilondo, sino Pablo, abogado coruñés, ya tiene, al fin, mando en plaza. Lleva presentándose casi desde el momento del big bang a cuanta elección interna se organizaba en el PSOE herculino y una vez tras otra salió derrotado. Ahora no ha tenido ni que pasar por las urnas, se ha arrimado al sobrinísimo, que primero lo nombró vicesecretario general y ahora lo ha colocado al frente de la gestora provincial del PSOE, que había quedado descabezada al retirarse Julio Sacristán. Insistencia y tesón no se le pueden negar; lo que se ignora por completo es su capacidad para mandar, ya que hacerlo es para él una novedad tan grande como lo sería para un adolescente. Pues, nada, a ver cómo le va.

El dedo del sobrinísimo vale por todas las urnas

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