LA NECESIDAD LLAMA MIL VECES

Me felicita las Pascuas Eduardo Aceña García, presidente de la institución benéfico social Padre Rubinos. ¿Recuerdan el viejo Patronato de la Caridad de quién deriva causa? ¿Son sinónimos Caridad y Justicia? La lógica pudiera deslizarnos por semejante tobogán, sin embargo en la vida parece más trasto inútil o cuchillo sin magno capaz de herirnos, pues cuando hay amor la solidaridad llama mil veces. Frente al cartero del thriller cinematográfico que llamaba dos ocasiones, acá las puertas del Padre Rubinos están abiertas y jamás cierran. Bajo el amparo de la familia de Belén ahondamos en las personas que siquiera un segundo se preocupan de los desfavorecidos, compartiendo sus penurias con la grata esperanza de seguir adelante. 
Esa popularidad, divulgada por los anuncios, de volver a casa para encontrarse con los tuyos en Navidad. Acogido por una Torre de Hércules naif que abraza el Misterio colocado sobre la playa de Las Lapas (estupendo dibujo de Florencio Fernández Mosquera, distinguido con el premio IV edición postales Navidad).
El hombre, lo enseña la ciencia económica –aunque muchas ocasiones los problemas los cojan a paso cambiado o sus dictámenes resulten fallidos–, es un ser de necesidades. Si a eso añadimos pobres, marginados, alcohólicos, drogadictos, vagos, maleantes, enfermos o en paro la lista de cuantos golpean las puertas de la institución para recibir ayuda es infinita…, pese a ello es prudente no claudicar ante el infortunio, como recuerda Séneca en su epístola a Lucilium: no puedes escapar a la necesidad, pero puedes vencerla.
Así queda perfilada la labor abnegada, tuitiva y educadora de la fundación Padre Rubinos. Silenciosa. Sin pedir nada a cambio. Reiterando el perdón hasta setenta veces siete. Sin que la mano derecha sepa lo que da la derecha, el trozo de pan o la mitad de la capa…

LA NECESIDAD LLAMA MIL VECES

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