Mi amiga piloto

Sabrá usted cogido algún avión durante estos meses. Pero es poco probable que le haya tocado una mujer al mando. Los datos son los que son: sólo un 3% de los pilotos son mujeres, de ellas sólo unas 400 son comandantes. Esto a nivel internacional. En los aviones de Iberia, por ejemplo, las cifras son también aplastantes: unas 36 pilotos mujeres sobre un total de 1.200. Por lo tanto, es muy probable que si usted ha cogido un avión el comandante y copiloto hayan sido caballeros.
Pues yo este verano no he volado pero he conocido a una piloto de Iberia. Es morena, muy delgada, lleva falda, una melena larga, manos de mujer, se rie con naturalidad, es muy sociable y divertida, y come y bebe como cualquiera. En definitiva es una mujer normal. Bueno no tan normal, porque es piloto. Es una de esas 36 pilotos mujeres de Iberia. Su novio también es piloto pero él es parte de esos 1.164 pilotos hombre.
Sin embargo me contó que su trabajo era el mismo. No existen deferencias en la responsabilidad que cada uno tiene, sólo que uno está en el grupo de los mayoritarios, y la otra en el de las minorías. Uno tiene más posibilidades de llegar a ser (por simple estadística) comandante que la otra.
Aunque si echamos la vista atrás las mujeres están presentes en el mundo de la aviación desde hace muchos decenios. Existe constancia de que la primera mujer en volar sola en globo fue Madeleine Sophie en el año 1805. Francesa fue también la primera piloto de aeroplano con título reconocido, el 8 de marzo de 1910. Hubo que esperar a 1928 para que la primera española se hiciera piloto: María Bernaldo de Quiros y Bustillo.
Han pasado 89 años desde entonces y sin embargo nos llama la atención ver a una mujer al mando, ya no digamos oir su bienvenida al avión como comandante. Podría asegurar que a más de alguno le da cosilla cuando es una voz femenina la que anuncia el despegue.
Llegadas a este punto le pregunto a mi amiga qué le parece lo de “pilota”. Una soberana estupidez, me dice. A mi también. Nos despedimos. Ella sale en dos días hacia Santiago de Chile. Quedé en avisarle cuando fuera yo para poder para coincidir en vuelo. Por ahora mis viajes serán más cortos, cruzaré el estrecho hacia Tanger. En el mundo del mar me temo que las cifras deben ser aún mucho peores que en el aire. ¿Cuantas mujeres llevarán el timón de los grandes barcos y cruceros que navegan nuestros mares? Pocas, me temo, se lo cuento la próxima semana.

Mi amiga piloto

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