Mañana en Santiago se celebrará un congreso extraordinario, que ratificará la elección del nuevo secretario general del Partido Socialista. Culmina así un proceso surgido de la militancia y de las relaciones con la sociedad que exigen más proximidad, dialogo y transparencia en la toma de decisiones. Son las elecciones primarias, una persona un voto y aunque sin un reglamento definitivo, han tenido un importante éxito de movilización y participación. Queda por hacer un desarrollo más amplio y la implicación de simpatizantes. Así se fortalece la democracia y se refuerzan los liderazgos que luego han de consolidarse, para hacer frente a los retos de la sociedad.
El PSOE tiene ya 134 años de existencia desde su fundación por el gallego Pablo Iglesias. Ha vivido la clandestinidad, la refundación de Suresnes, etapas legítimas de gobierno o de oposición, según le hayan colocado los ciudadanos con sus votos. Pero siempre ha sido un partido que ha sabido actualizarse y mantener sus principios y valores en defensa de la igualdad y los derechos públicos. Si en este momento la elección en primarias es ya un requisito para la elección de candidatos, hay que decir que ahí queda la decisión, que se irá ampliando al resto de partidos.
Así ocurrió con la famosa cuota de participación de la mujer a la que tanto se opusieron los conservadores por un principio de valía personal, pero cuando eres invisible hace falta que afloren las personas para poder demostrar su capacidad. Son decisiones que lleva tiempo asumir, pero rompen con moldes acomodados.
En Galicia después de un periodo de interinidad, marcado por los tiempos necesarios para abrir procesos internos. Aparece el liderazgo de José Ramón Gómez Besteiro, dando un paso decidido, que la militancia valoró y en él depositó su confianza. Es una persona joven, con experiencia política e institucional.
Pero sus tiempos van a ser exigentes. Necesita articular un proyecto de partido para los nuevos tiempos y a la vez hacer frente con urgencia a las demandas de los ciudadanos presentando alternativas sólidas para frenar la caída en las perspectivas de vida de los gallegos. Generar la esperanza e ilusión en el futuro que hoy no tienen.