La actuación de cinco comerciantes frustró, al menos en parte, el robo de una joyería el pasado miércoles en pleno centro de A Coruña. Sin lugar a dudas fue una acción heroica, pues cuando se abalanzaron sobre uno de los atracadores no sabían si las balas que llevaba su arma eran de fogeo o reales. La cuestión es que su arrojo es fruto, en parte, del hartazgo que sufren de sentirse indefensos ante un aumento de la inseguridad ciudadana. Que dos atracadores se atrevan, a primera hora de la tarde, a entrar en una joyería a un paso de la calle Real demuestra a las claras que la presencia policial es algo poco habitual incluso en pleno centro. Del mismo modo, la acción de los comerciantes revela también que los profesionales tienen muy claro que si no se defienden ellos mismos no tienen quien lo haga.