Matusalén, el paradigma de la longevidad, vivió, según cuenta la Biblia, 969 años, una edad a la que ni se aproxima el viejo más viejo del que tienen noticia los editores del Libro Guinness de los Records. En esos casi mil años, tuvo tiempo de todo, pero hasta los 187 no engendró a su primer hijo, Lemec, quien le dio el nieto más famoso que tuvo Mutusalén, Noé, nacido cuando su abuelo contaba ya 369 años, es decir, cuando aún le quedaban 600 años de vida.
Al parecer, Matusalén falleció poco antes del diluvio universal, lo que significa que Noé había cumplido ya los seis siglos de vida cuando patroneaba el arca. Buena encarnadura debía tener esa familia para alcanzar semejantes edades en aquellos tiempos, en los que las tasas de mortalidad infantil estaban disparadas.
Los anales de Galicia, menos famosos que el Antiguo Testamento, pero igual de fiables, recogen también casos de larguísimas existencias
Los anales de Galicia, menos famosos que el Antiguo Testamento, pero tan fiables para los gallegos como las Sagradas Escrituras, recogen también casos de larguísimas existencias.
El prototipo es don Manuel, quien gobernó el país hasta después de cumplidos los 80, para más tarde prolongar su actividad política desde un escaño del Senado.
A falta de un estudio científico que determine las auténticas causas que le permitieron permanecer tanto tiempo a plena actividad, cabe pensar que los aires de Cuba y la afición al dominó fueron decisivos.
Sería lógico que así fuese, porque a Fidel Castro, a quien, aunque no vino al mundo en Galicia, se puede considerar un producto da terra, un oriundo, como aquel futbolista que proclamaba que su padre había nacido en Celta de Vigo, también le gusta ahorcar el seis doble y, por supuesto, respira aires de Cuba.
Quizá la teoría se tambalee si se piensa en que a Beiras, al que no se le conoce afición a los juegos de mesa ni una prolongada estancia en el Caribe, le ha dado a los 75 años por plantearse otra vez la posibilidad de ser candidato a la Presidencia de la Xunta.
Aunque tampoco hay que descartar que el don de la longevidad se transmita con un prolongado apretón de manos y Fraga se lo hubiese transferido en aquel emotivo saludo que protagonizaron en el Parlamento.
Incluso esa opción cobra más fuerza si se piensa que los socialistas –salvo Francisco Vázquez, pero el antiguo alcalde de A Coruña pertenece a otra dimensión– nunca dedicaron en público un gesto cariñoso a don Manuel.
El secreto de la longevidad está, por lo tanto, vedado para ellos y tienen que recurrir a un subterfugio que denominan renovación y que consiste en tirar continuamente de la cantera por si aparece alguien válido. Pero ya se sabe que para cantera, la del Barça.