DEMOCRACIA Y “DEMOCRACIA”

Después que una unidad anticorrupción lo detuviera preventivamente para interrogarlo en el marco de las investigaciones sobre el supuesto soborno a un magistrado, y tras quince horas de declaración policial y otras tres en un juzgado ordinario, el expresidente francés Nicolás Sarkozy fue puesto en libertad con cargos de corrupción activa, tráfico de influencias y encubrimiento de la violación del secreto profesional. No es la primera vez que nuestros vecinos llegan a investigar, juzgar y condenar por corrupción a un presidente de Estado; en 2011 ya lo fue Jacques Chirac.
Una vez más, Francia da ejemplo de cómo deben funcionar las instituciones y los poderes en una auténtica democracia, es decir, no sólo formal, sobre el papel, sino también material, en la práctica. Claro que mientras que aquí padecíamos en los siglos XVIII y XIX las consecuencias de una monarquía absoluta, cercenando cualquier intento constitucionalista, en Francia se promulgaba la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Y, partiendo de semejante agravio comparativo, llegamos aquí en 1985 a la Ley Orgánica del Poder Judicial, creadora de un órgano de gobierno de los jueces, el Consejo General del Poder Judicial, politizado ab nauseam, que los viene arrinconando sin pausa en su dependencia y sumisión al poder político. Y, como bien constatamos, los pocos “héroes” que no se someten, que aplican la ley con igualdad, impidiendo que la corrupción se enquiste y quiebre la economía y el orden social, son inmisericordemente zaheridos por la Fiscalía y medios de comunicación afines al poder.
Se imaginan a nuestros aforados de ese nivel político, detenidos e interrogados en sedes policiales y judiciales como cualquier hijo de vecino presunto autor de un delito grave. Claro que no. Pero seamos optimistas. Que no cuesta nada. Si en 1963 Martin Luther King, en su famoso discurso “Yo tuve un sueño”, deseaba un futuro en el cual la gente de tez negra y blanca pudiese coexistir armoniosamente y como iguales. ¿Por qué no soñar nosotros también con que en este país, algún día, todos seamos juzgados como iguales ante la Ley?

DEMOCRACIA Y “DEMOCRACIA”

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