No es no o acaso sí

Pedro Sánchez ha dejado dicho en Zaragoza que “No es no a un referéndum de autodeterminación en Cataluña”. Bienvenida sea la afirmación-negación del presidente aunque más allá de sus palabras la cuestión de fondo es su veracidad. ¿Nos creemos a Sánchez o no nos lo creemos? ¿Podemos estar seguros que con tal de quedarse en la Moncloa no terminará llegando a acuerdos con el independentismo catalán que supongan concesiones inasumibles para una inmensa mayoría de ciudadanos?

Ahora mismo el único flanco débil de Sánchez es ese, el de la credibilidad. El programa del PSOE es un programa socialdemócrata dirigido a paliar los problemas de los sectores con más problemas de nuestra sociedad. Así que desde el punto de vista programático poco se puede reprochar al líder socialista, pero el punto negro, está en hasta dónde será capaz de llegar a la hora de negociar con el independentismo.
A muchos ciudadanos les puso los pelos de punta, y con razón, que el Gobierno hubiera aceptado constituir una mesa de negociación con los independentistas con la figura de un “relator” incluido que diera fe de la negociación y acuerdos entre ambas partes. Como a también muchos, muchísimos ciudadanos, les ha alertado que destacados dirigentes socialistas se hayan decantado por un “indulto” a los responsables del procés que están siendo juzgados y que por ahora no han sido condenados.

Sánchez es presidente de Gobierno gracias a los votos de los independentistas y no hace falta ser un genio para saber que en política no hay nada gratis. Por tanto no es baladí el temor de quienes aún aprobando el programa del PSOE sienten un resquemor en entregar su voto a este partido por si acaso Sánchez termina haciendo más de los que los votantes quieren.

La realidad es que Sánchez viene haciendo una campaña de perfil bajo. Hace bien. Sus rivales de tanto hablar no dejan de meter la pata. Pero además Sánchez procura en cada una de sus intervenciones en dar alguna que otra patada en la espinilla a los independentistas, suaves, eso sí, pero obligado por esa desconfianza que sabe impera en el animo de muchos votantes progresistas.

“No es no”, ha dejado dicho Pedro Sánchez en Zaragoza. Veremos. 

No es no o acaso sí

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