Unión Coruñesa, en el recuerdo

Este partido político, fundado bajo la premisa de la defensa y desarrollo de la ciudad, estuvo presente en nuestras vidas y defendió como nadie a La Coruña desde la oposición fuera de los estrados municipales, que todavía tiene más mérito. Sus componentes eran hombres y mujeres arraigadas en la ciudad y con un profundo amor por La Coruña, para que esta siguiese creciendo ordenadamente y sus barrios estuviesen siempre en vanguardia del desarrollo que precisaban. Sus vecinos eran partícipes de las decisiones que había que tomar y todos sabían lo que sus barrios necesitaban, pero al no estar presente en el Ayuntamiento, poco podía hacer desde fuera, aunque pese a todo se hizo mucho si se compara con la completa inacción del momento,

En la política es importante la colaboración ciudadana si quiere ver progresar a su ciudad y no apuntarse a los primeros cantos de sirena del que pase por delante y se enganche al pelotón que le lleva a ninguna parte. De hecho, se ve en la actualidad lo que acontece con el municipio, abandonado de forma negligente a su suerte por los socialistas y los mareantes, en una sociedad que nadie entiende ni comprende, pues el populismo y el socialismo no son compatibles. Los primeros son lo irracional, los segundos, la historia del legendario ferrolano y fundador del partido, Pablo Iglesias; en medio los populares, con una voz tenue y poco hábil en la exposición de las necesidades de la población y en la inacción en que se halla el municipio.

Ahora bien, hay ejemplos en los que tenemos que mirar y en ellos se basó Unión Coruñesa; los territorios locales son aquellos que deben ser dirigidos por alcaldes capaces y que conozcan la ciudad, curtidos en ella. Esto no lo hará ningún partido si sus miembros están pendientes de otros asuntos para escalar posiciones dentro del mismo, ya que dejarán a un lado lo que los votantes les han encomendado para atenerse al interés personal. Entre estos ejemplos que son envidiosos para La Coruña, porque esta ciudad no es capaz de tener la idea de fomentar el desarrollo desde la visión local, creando una ciudad de servicios y turismo como muchas otras, pero con un delicado tinte coruñés.

Hay que buscar ejemplos como la Alcaldía de Oleiros, un vergel de grandes obras y servicios en pro de sus ciudadanos y a nadie se le ocurre cuando llega a las urnas votar por otra propuesta que no sea la que defiende a sus personas e intereses. Otro ejemplo claro es Pontevedra, orgullo de ciudad, que ya quisieran tener los coruñeses, regida por un alcalde del Bloque, partido fracasado en La Coruña por sus políticas que nada tenían que ver con la realidad social y económica. Por último, Vigo, donde Abel Caballero demuestra lo que se puede lograr en una ciudad, a la cual ha puesto en el mapa de las mejores de España. Eso podía haber pasado con Unión Coruñesa en el Ayuntamiento, pero no pasó y ahora hay lamentos en todas las esquinas. Es el recuerdo que nos queda de Unión Coruñesa, que defendió a la ciduad hasta la saciedad y no fue capaz de lograr su objetivo, los votantes la ignoraron y sus consecuencias están ahí.

Unión Coruñesa, en el recuerdo

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