Las joyas son la pasión de Emre Mor

Mira que es difícil triunfar en Vigo siendo turco –con “c”, eh, que si es con “k” (de Koruña) ya es imposible–. Antonio Mohamed, aunque solo lo era de alcume, duró cuatro días en el banquillo de Balaídos. Emre Mor, que lo es de cuna, lleva dos temporadas intentándolo y no hay manera; aunque también es verdad que mucho no se esfuerza. Ya ha estado tres veces apartado de la plantilla por indisciplina, pero le da igual. Cobra un pastón y es feliz. En cambio, hace triunfar a los ladrones, que robaron en su casoplón –de los que gustan en Podemos– joyas por valor de 70.000 euros. Igual el jefe de la banda era el negro del Equipo A.

Las joyas son la pasión de Emre Mor

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